Febrero ya se va; su hueco deja
el dormido silencio del invierno…
Una mano invisible en el cuaderno
nos dibuja las alas de la abeja
y otra mano deslía la madeja
de sombras asustadas, con alterno
primor. La primavera aguarda un tierno
temblor para llenar el alma vieja
de flores y de pájaros. Se anuncia
el reino de tu amor en cada esquina
con un guiño, un perfume, una delicia.
La voz de la poesía ya pronuncia
tu nombre de mujer, Luz, e ilumina
mi corazón en pos de la noticia.
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