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Para amantes de la poesía, ya están disponibles en las webs de Amazon, y en formato E-Book, los 12 mejores Poemarios de Luis Ángel Barquín:

- Luz de marzo
- Compromiso-
- Sonetos para una tarde de verano
- Más allá de las palabras
- Página
- Pulso
- Una luz en la luz
- Dhyana (en meditación)
- Cuaderno del vacío
- Esencia
- Ser
- Poemas de amor
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TE INVITO A VISITAR TAMBIÉN UNA LUZ EN LA LUZ -Blog de Luis Ángel Barquín sobre la Palabra Poética Universal: Poemas, Textos sobre la Poesía y la Creación Artística-

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sábado, 28 de febrero de 2009

JOSÉ ÁNGEL VALENTE -SOBRE LA POESÍA-

CÓMO SE PINTA UN DRAGÓN
XXXXXXXXXXXXXXXXXXX
nunca te quieras satisfacer
en lo que entendieres (...),
sino en lo que no entendieres.


Cántico espiritual: I, 12


Multiplicador de sentidos, el poema es superior a todos sus sentidos posibles. Y aunque todos ellos nos hubieran sido dados, el poema habría de retener aún de su naturaleza lo que en rigor lo constituye, la fascinación del enigma.

La palabra poética ha de ser ante todo percibida no en la mediación del sentido, sino en la inmediatez de su repentina aparición. Poema querría decir así lugar de la fulgurante aparición de la palabra.
La palabra que de ese modo aparece está grávida de significación, contiene el sentido como posibilidad e infinitud, semilla del sentido, al igual que los logoi spermatikoi, pensados por los estoicos, contienen las semillas -spérmata- del mundo.

Gime el logos por la encamación. El logos es la antropofilia de lo increado.

Donde la sobriedad te desasiste está el límite de tu inspiración (Hölderlin, carta de la primera estancia en Homburg, 1798-1800.)

No se trata de que la obra sea breve o larga. No importa escribir poco o mucho. Importa tener la gracia o el don de la «abundancia justa», como quiere José Lezama Lima en la «Plegaria tomista» de Tratados en la Habana.

En el Tao, la gestación es ya el nacimiento del ser humano. En la tradición china, la edad de un niño se contaba no a partir de su nacimiento, sino de su concepción.
También el poema nace al comenzar una larga gestación previa a lo que cabría llamar la escritura exterior.
(Vive con tus poemas antes de escribirlos, dice en su bella lengua Carlos Drummond de Andrade.) En realidad, el poema no se escribe, se alumbra. Por eso suele aparecer como el Viejo Niño, Lao-tseu, que abandonó la matriz de la madre Li (cuyo nombre teológico es Doncella de Jade del Relámpago Oscuro) a los ochenta y un años.

La corrección nunca es corrección de lo esencial. En el proceso de escritura la palabra tanteante se va encontrando o se va engendrando a sí misma. La corrección consiste sólo en reajustes que la palabra esencial impone. El proceso prolongado al que el poema está sujeto para llegar a ser es el proceso sumergido o radicalmente interior de su gestación. El poema gestado es el poema natural. El poema sobrecorregido es un producto artificial, como una gestación fuera del útero.

En la cerámica china, el contorno aísla lo representado (fénix, murciélago, pez, dragón, rama de almendro) reduciéndolo a su soledad esencial. Loto, almendro, figura humana en meditación, sobre lo blanco, sobre el vacío esencial.

Escribir es una aventura totalmente personal. No merece juicio. Ni lo pide. Puede engendrar, engendra a veces en otro una volición, una afección, un adentramiento. Otra aventura personal. Eso es todo.

Sólo se llega a ser escritor cuando se empieza a tener una relación carnal con las palabras.

El canto del pájaro es líquido. También la palabra poética sólo se reconoce en su fluir.

La poesía no sólo no es comunicación; es, antes que nada o mucho antes de que pueda llegar a ser comunicada, incomunicación, cosa para andar en lo oculto, para echar púas de erizo y quedarse en un agujero sin que nadie nos vea, para encontrar un vacío secreto, para adentrarnos en una habitación abandonada cuya puerta se pueda cerrar desde dentro sin que nadie en el exterior sospeche que una puerta se disimula en el muro, y para estarse allí en el claustro materno, seguros y escondidos, sin que nadie aparezca, sin que nadie nos saque a la luz pública, desnudos e indefensos, nos saque y nos suplicie y nos repita la sorda letanía cotidiana, la letanía aciaga de la muerte.

Cuando, en el camino hacia la escritura, percibimos un ritmo, una entonación, una nota, algo que es, sin duda, de naturaleza radicalmente musical, algo que remite al número y a la armonía, la escritura ha empezado a formarse. Escribir exige, ante todo, del oído una gran acuidad.

El espíritu es la metáfora de la infinitud de la materia.

Se escribe por pasividad, por escucha, por atención extrema de todos los sentidos a lo que las palabras acaso van a decir.

Crear, en suma, lo que es ya ruina, duración, la piedra fracturada; entrar no ya en el hoy, sino directamente en la memoria.

Ginebra, agosto de 1992

José Ángel Valente

LUZ DE MARZO -VII-

Luz que, sin cuerpo, te sientes mujer. Mujer que sientes tu luz como cuerpo. En la mirada portas fragmentos de la estrella que te guía, y así prendes la luz en este corazón.

xxxxxxxxxxxluz.
xxxxxxx
Mujer

Tú, pasajera que me abrazas por dentro, que viajas conmigo recordándome el alma, hueco mío, ya tuyo, que me habitas y cuidas. Tus labios son certezas que me dejan un júbilo limítrofe siempre contigo, transparencia en la piel.

Luz
xxxmujer
xxxxxxxxx
xxxxxxxxxxxxpasajera, vehículo
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxtripulante, navío.

Estela de ti, ¡luz!, ya tus cabellos. La dirección de tu intención, amor.

Echo de menos tu invisible cuerpo, creciente como un alba, decreciente cual luna que se esconde con timidez lentísima.

Echo de menos tu fugaz esencia aclarando mis días y curando mis noches.

Echo de menos, aun cuando te bañas en mis ojos, el dulzor de tu ausencia, que me deja escribirte, para que tú regreses, con un rayo que guardo de tu luz.

Luis Ángel Barquín

miércoles, 25 de febrero de 2009

SILENCIO

Escuchando los retos que el sonido le espeta –ruido, voz, melodía-, se impone sin querer, sólo extendiendo a largo del tiempo las ramas de su pausa cristalina, con la que expresa siempre su única respuesta a todas las preguntas.

Recoge, sin cesar, palabras rotas, ahogadas utopías, reflexiones baldías, huecas voces…, y las recicla, y las devuelve al mundo como tierra invisible, leve matriz de inéditos sonidos.

Elocuencia que llena y que vacía -al tiempo- el ser del hombre, desnudando su alma, abrazando su cuerpo por entero.

Lenguaje fértil con que el sabio revela sus arcanos con inmóviles labios. Tan sólo el puro oído, inmóvil, ignorante, aprenderá a escucharlo más allá de los nombres, para saciarse en él, de una vez, para siempre…

Para saber que es él, entre unos versos, la voz del mundo, ahora.

Luis Ángel Barquín

viernes, 20 de febrero de 2009

RABINDRANATH TAGORE -POEMAS EN PROSA-

VERSIONES, PARÁFRASIS Y RECREACIONES
-Traducciones de Eduardo Carranza-

1. LAÚD DE AMOR

LA ESTRELLA

EL río avanza, mansamente, abriendo la noche. Las estrellas, desnudas, tiemblan en el agua. El río traza una línea de rumor en el silencio. He abandonado mi barca al capricho de las aguas. Tendido cara al cielo pienso en ti que duermes, extraviada entre los sueños. Tal vez ahora me sueñes, amor mío de nocturnos, húmedos ojos estrellados. Pronto mi barca ha de pasar frente a tu casa, amor mío, extendida en tu sueño como un río. Tal vez por mí palpite tu dormida boca entreabierta. Llega una ráfaga de fruta y de jazmín. Este viento ha pasado por tu casa y en él toco tu sueño y aspiro tu aroma y beso tu boca, amor mío que tal vez ahora andas conmigo, en un jardín, por tu sueño. Detrás de tu oreja, entre los cabellos, húmedos del baño todavía, arde un jazmín, en tu sueño. Dame la mano y mírame a los ojos, en tu sueño, amor mío, y suavemente, arrástrame al círculo mágico en que ahora, dormida, sonríes. Ya veo, entre la sombra de la orilla, una lucecita que me mira con amoroso parpadeo. Es tu casa: para mí la más dulce, la más cercana y lejana de las estrellas, amor mío.
* * * * *

CANCIÓN I

Siento que en mí palpitan todas las estrellas. El mundo corre por mi vida como un hermoso río. Las flores han pasado a través de mi sangre. Y toda la primavera de aguas y jardines se alza de mi corazón como un humo azul, y el aliento de todas las cosas canta como una flauta en mis sienes. Cuando la tierra se adormece llego a tu puerta. En lo alto callan las estrellas y tengo miedo de cantar. Velando espero hasta que tu sombra pasa por el balcón de la noche. Entonces regreso silencioso y lleno de ti. Luego, en la canto a la orilla del camino. El aire matinal escucha temblando y las flores vuelven hacia mí su rostro de pétalos. Los viajeros se detienen de pronto para mirarme frente a frente: es como si mi canto a cada uno le llamara por su nombre.
* * * * *

VOTO

Dímelo con tus ojos y cogeré los frutos de mi huerto en donde el tiempo se ha trocado en dulzura y con ellos llenaré una cesta que tenga forma de corazón o de navío para ti que estás tan lejos, en el jardín de la tarde. La estación avanza, avanza con pie dorado, llena de grave esplendor. La flauta del nostálgico calla en la sombra. Dímelo con tu silencio y la flauta gemirá por ti, entre todas la más lejana. Dímelo apenas con tu sonrisa y me daré a la vela sobre el río, hacia ti, rodeada por la lejanía. El viento de marzo se levanta e infla el pecho de las velas y las olas. Mi huerto exhala toda su alma a la hora entristecida en que la luz cierra sus párpados. Llámame con tu alma desde tu casa, en la playa de la lejanía, al otro lado del crepúsculo.
* * * * *

LA VENTANA

De repente se abrió de par en par esta mañana, la ventana de mi corazón que mira a tu corazón. Y maravillosamente vi mi nombre, aquel con que me nombra tu voz más íntima y querida, escrito sobre las hojas y las flores en tu corazón. Y esperé silencioso. Un instante se alzó, volando, el visillo que separa tus cantos de los míos. Y descubrí que en la claridad de tu mañana, en tu corazón, alguien cantaba mis canciones futuras, las que no he soñado ni cantado todavía. Y para aprender mis propias canciones, me senté, silencioso, a tus pies.
* * * * *

CANCIÓN 2

Escucha, corazón mío: en esta flauta canta la música del perfume de las flores silvestres, la música voluble de las hojas y del agua que huye entre árboles y grillos, la música de la penumbra sonora de alas y rumoreante de abejas. La flauta ha perfumado y encantado su sonrisa en los labios de mi amiga y derrama por mi vida su magia y su aroma.
* * * * *

EL RÍO

Cae el día. La luz cede ante el pecho de la sombra. Es tiempo de que vaya al río para llenar mi cántaro. El rumor del agua me llama por el aire como una fresca voz aleteante. Iré al río por el crepúsculo melancólico. El viento se levanta, único pasajero por el camino solitario. Un largo estremecimiento se desliza sobre el agua. Voy hacia el río y no sé si llegaré. Tampoco sé si volveré. Me invade una vaga ansiedad... Quizá tenga de pronto un encuentro imprevisto... A lo lejos, en su barca, un hombre desconocido toca su laúd.
* * * * *

SOLEDAD

Sentado a la puerta de mi cabaña canto en voz baja. La mañana, a mis pies, me mira con sus puros ojos de doncella. Por el camino ríen y cantan los enamorados. ¡Y nadie viene a acompañarme! Sentado a la puerta de mi cabaña sueño las nubes. El mediodía me contempla con sus quietos ojos. En la floresta dorada se miran los amantes. ¡Y nadie viene a acompañarme! Sentado a la puerta de mi cabaña callo nostálgico. La tarde me mira con sus ojos de cervato. Hacia el río, en la penumbra morada, se esfuman las parejas. ¡Y nadie viene a callar conmigo! Sentado en la puerta de mi cabaña suspiro y estoy triste. La noche me mira con sus ojos estrellados. En el aire cálido palpitan besos y caricias. ¡Y nadie viene a acompañarme!
* * * * *

LA CARTA

1. Al despertar encontraba su mensaje en la mano de la mañana. Como no aprendí a leer no sé lo que me diría. Siga el sabio entre sus libros. Nada le preguntaré. Y, ¿acaso el sabio podría comprenderlo?

2. Llevaré la carta a mi frente y luego la apretaré contra mi corazón. Cuando llegue la noche y asomen las estrellas una a una, la abriré sobre mis rodillas, la miraré, cerraré los ojos y me quedaré silencioso. Las hojas, entre luna y secreteo, me la leerán con su fina voz; el río pasará tarareando la letra de mi carta; y las siete estrellas del conocimiento me la cantarán por los cielos. Sin embargo, no encuentro exactamente lo que busco; no comprendo bien lo que quisiera aprender; pero este mensaje que no he sabido descifrar me hace dulce y alegre la jornada y mi pensamiento se ha trocado en melodía.

2. REINO DORADO

LOS NIÑOS

En la última playa del mundo los niños se reúnen. El infinito azul está a su lado, al alcance de sus manos. En la orilla del mundo, más allá de la luna, los niños se reúnen, y ríen, gritan y bailan entre una nube de oro. Con la arena rosa, dorada, violeta -en el alba, al medio día, por la tarde- edifican sus casas volanderas. Y juegan con las menudas conchas vacías. Y con las hojas secas aparejan sus barcas y, sonriendo, las echan al insondable mar. Los niños juegan en la ribera del mundo, más allá del cielo. No saben navegar, ni saben lanzar las redes. Los niños pescadores de perlas se hunden en el mar y, al alba, los mercaderes se hacen a la vela; los niños entretanto acumulan guijarros de colores y luego, sonriendo, los dispersan. No buscan tesoros escondidos, ni saben echar las redes. Sube la marea, con su ancha risa, y la playa, sonríe con su pálido resplandor. Las ondas en que habita la muerte cantan para los niños baladas sin sentido, como canta una madre que mece la cuna de su hijo. La ola baila y juega con los niños y la playa sonríe con su pálido resplandor. En la última ribera del mundo los niños se reúnen. Pasa la tempestad por el cielo solitario, zozobran los navíos en el océano sin caminos, anda la muerte, anda la muerte, y los niños juegan, entre una nube de oro. En la orilla del mundo, más allá de la luna, los niños se reúnen en inmensa asamblea de risas y de danzas y de juegos y de cantos.
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ARRULLO

El sueño que aletea sobre los párpados del niño: -¿Quién me dirá de dónde vino?-Yo. Me cuentan, me han contado, que el sueño vive en la lejanía, en la aldea azul de las hadas: allí; a la sombra de la floresta que alumbran las luciérnagas con su tierno relámpago diminuto, se inclinan dos flores encantadas, parecidas a los ojos del niño, entre su aroma. Y es de allá de donde viene el sueño a cerrar con su beso los párpados del niño. La sonrisa que aletea, como un tenue centelleo, sobre los labios del niño cuando duerme: -¿Quién me dirá en dónde nació? -Yo. Me cuentan, me contaron, que la mano de la luna nueva, rozó el borde de una nube de otoño y allí, soñada por la mañana húmeda de rocío, una sonrisa nació: la sonrisa que, parecida al brillo de una lámpara bajo el agua, palpita en los labios del niño cuando duerme. ¿Y esa tibia frescura que en la piel del niño recuerda, a un tiempo, al trigo y a la rosa, antes en dónde se escondía? -Envolvía en un silencioso y amoroso misterio el corazón de la madre cuando era una doncella con el corazón lleno de sueños y de música: esa frescura que se extiende por el cuerpo del niño como una débil onda tibia.
* * * * *

LA MADRE CANTA

Cuando te traigo juguetes de colores, niño mío, entiendo el tornasol del agua y de la nube y entiendo por qué un hada pinta las flores por la noche y entiendo el arco-iris sobre el campo y el nácar en la playa de la luna: cuando te doy juguetes de colores. Cuando canto para que bailes, mi niño, sé por qué la música plateada del viento entre las ramas y el coro de las olas alrededor del mundo y la cadencia de la luz sobre las hojas: cuando canto para que tú bailes. Cuando en tus pequeñas manos ávidas pongo dulces y golosinas, comprendo para qué la miel en el cáliz de la flor y para qué la savia azucarada que en secreto madura la fruta, como el amor un corazón: cuando pongo dulces y golosinas en tus pequeñas manos ávidas. Cuando abrazo tu cara de jazmín y canela para hacerte sonreír, mi niñito querido, comprendo la dicha que se extiende por el cielo límpido de la mañana y la delicia en que la brisa de verano envuelve mi cuerpo y la onda del trigal al medio día: cuando te abrazo para que sonrías.

3. LAS COSAS Y EL ESPÍRITU

LA BELLEZA

Yo oprimo sus manos; yo la estrecho contra mi corazón. Yo intento enlazar con mis brazos su perfume, beber su sonrisa con mis besos, beber también su mirada con mis ojos. Mas, ay, nada queda en mis 'brazos, en mis labios, en mis ojos. ¿Pudo alguien tocar el azul del cielo? Yo me empino hacia la belleza y corro tras ella; mas la belleza se me escapa y sólo me deja su apariencia entre las manos. Nostálgico y cansado vuelvo a este juego divino. ¿Cómo podrían las manos de mi cuerpo, coger la flor que sólo el alma puede rozar?
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INVOCACIÓN A LA NOCHE

1. Oh noche, noche morena, hazme tu poeta! Durante miles de años los hombres han velado, mudos, a la sombra de tu estrellado poderío: déjame cantarte por todos ellos. Llévame en tu alado carro que silenciosamente se desliza de mundo en mundo, ¡oh tú! nocturna noche, magnífica y oscura!

2. A veces un espíritu ansioso entra, furtivo, en tu corte, y errando por tu mansión sin luz interroga vanamente los aires. Y a veces algún corazón traspasado por la flecha de júbilo que lanza el arquero desconocido, prorrumpe en su misterioso canto que estremece la tiniebla hasta sus cimientos. A ti las almas conturbadas vuelven sus ojos y quedan temblando de pronto, ante tu cielo parpadeante, como quien descubre un tesoro. Hazme tu poeta, oh noche, el poeta de tu insondable silencio.
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LA LUZ

La luz! ¡La luz! He aquí la luz que inunda el mundo y nos besa los ojos y el corazón,¡la luz! ¡Ah! la luz danza, delirante, en el centro de la vida, como en medio de una pradera! Mi amor, amada mía, si la luz lo toca con sus dedos, suena dulcemente como una campana de cristal. El cielo se abre. El viento huye saltando como una muchacha transparente. Y una como risa apasionada se desborda por toda la tierra. Sobre el corazón de la luz, amada mía, la mariposa abre sus alas tan tiernas casi como las alas de tu sonrisa. Sobre la cresta de las ondas de la luz se encienden los jazmines. La luz, amada mía, pone a las nubes un halo de oro y azul, y parece una reina vestida de su propia belleza. Un inmenso júbilo se extiende, de hoja en flor y de flor en ola en torno al mundo. El río del cielo ha borrado sus orillas. ¡Y la ola del gozo nos ahoga!
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EL FUEGO

1. Oh fuego, hermano mío, yo te canto un canto delirante. Eres la imagen brilladora y púrpura de la libertad. Alzas tus brazos hacia el cielo y tus dedos ávidos pulsan las arpas del aire. Y danzas tu danza ligera y terrible al son de tu propia música.

2. Cuando finen mis días, cuando mi alma rompa los límites, en ti arderán, hasta ser pávida ceniza, mis ojos, mis manos y mis pies. Mi cuerpo se hará uno con el tuyo, mi corazón será arrebatado en tu frenético torbellino,y la llama trémula que era mi vida se fundirá con tu llama única.
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LA VIDA

El mismo río de vida que circula por mis venas noche y día, circula por las venas del mundo y canta, en lo hondo, con pulso musical. Y es una vida idéntica a la mía la que a través del polvo de la tierra alza su verde alegría en innúmeras briznas de hierba, y estalla en olas tiernas y furiosas de hojas y flores. Y la misma vida, hecha flujo y reflujo, mece al océano, cuna del nacimiento y de la muerte. Mis sentidos se exaltan al tocar esta vida universal. Y siento la embriaguez de que sea en mi sangre donde en este momento palpita y danza el latido de la vida que huye a través del tiempo.
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CANCIÓN 3

A la rama que suavemente roza mi ventana como un anhelo vago, o una caricia, o un pensamiento, ¿qué aliento la mueve? El agua que rueda y canta, por el sol, por la luna, ¿qué boca sedienta busca? La luz que está como un ramo sobre la mesa en que escribo, ¿de qué corazón, de qué mirada enamorada viene? Y con esa voz que casi no es y como que me nombra, pasando en breve ráfaga por la calle solitaria de la media noche, ¿cuál entre mis muertos queridos me nombra?
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EL CAMINO

Allí donde existen los caminos, pierdo mi camino. En el ancho mar, en lo azul del vasto cielo nadie trazó rutas jamás. Las alas de los pájaros y su canto, la llamita de las estrellas, las flores en ronda de las estaciones, ocultan el sendero. Y he preguntado a mi corazón: ¿Acaso tu sangre, el paso de la sangre, no conoce el camino invisible?
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EN EL LÍMITE DE LA MAÑANA

Hemos llegado al límite del invierno. Desde aquí vemos ya a la primavera tendida en el campo. Vuelven los colores tras un largo asueto. Y la luna se asoma en un claro balcón. ¡Oh alma mía! Mira el pequeño río azul que nos separa de la estación dichosa. Respira el dulce viento que viene de la lejanía inaugurando las flores a su paso. Mira el puentecillo delgado como un suspiro, que hemos de atravesar esta noche. Mira el mañana a los ojos, ¡oh, alma mía! Deja de este lado del río tu pálida sonrisa y tu mirada triste. Deja las palabras cansadas y las antiguas canciones. Despójate del pasado como de una vieja túnica. Entonemos los cantos que despiertan el porvenir. Y corramos enlazados a cruzar el puente que nos separa del mañana florido y encantado. Alma mía, ¡oh alma mía!

4. AMOR

AMOR

He besado con mis ojos y con mi tacto la adorable superficie de este mundo. Y, como un velo bordado de árboles y pájaros, lo he plegado sobre mi corazón. Y tantos pensamientos y sentimientos he vertido en sus días y en sus noches que mi vida y el mundo se han fundido y son ya una sola sustancia amorosa. Y amo mi vida porque amo la claridad del cielo que toda está en mí. Abandonar este mundo es una realidad tan poderosa como amarlo. Mas si este amor hubiera de ser engañado y burlado por la muerte, el gusano de una desilusión semejante roería todas las cosas y hasta las estrellas, extinguidas, se derrumbarían en ceniza. Y cuando toco el sitio de mi corazón estoy tocando el mundo y el amor inmortales!
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IMAGEN DE LA VIDA

A la flor era semejante mi vida, en su aurora: a la flor que, abierta cuando la brisa de la primavera viene a golpear en su puerta, deja caer uno o dos pétalos, e ignorante de su tesoro, no siente su pérdida. Ahora cuando pasó la juventud, mi vida se parece al fruto que ya nada tiene que perder: y espera, espera a alguien, para darse toda entera, con toda su pesadumbre de dulzura.
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EL AVENTURERO

He pagado mis deudas, he cortado mis ataduras, las puertas de mi casa están abiertas, he olvidado mis amores: ¡soy libre, y me voy por el ancho mundo! En cuclillas, agrupados en su rincón, los otros tejen la tela gris de sus vidas, o cuentan su oro entre el polvo, o beben su triste vino, o cantan lánguidas canciones: y me llaman para que regrese a su lado. Pero yo he forjado mi espada y he vestido mi armadura, y mi caballo piafa de impaciencia. ¡Soy libre, es la mañana y parto a conquistar mi reino.
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EL POETA

El alma del poeta danza y delira sobre la ola de la vida, entre el clamor de vientos y mareas. Y cuando el sol esconde su frente y el cielo entristecido cae sobre el mar como los párpados sobre los ojos fatigados, el poeta, dejando su pluma y con la cabeza en la mano, deja huir su pensamiento hacia el abismo del silencio, hacia la niebla del eterno secreto.

5. CANCIONES A LO DIVINO

CANCIONCILLA

Descendiste de lo alto de tu trono y te paraste en la puerta de mi cabaña. Yo cantaba solitario en un rincón y mi melodía encantó tu oído. Bajaste de tu altura y te detuviste a la entrada de mi cabaña. Muchos son los maestros cantores de tu palacio en cuyos aires, a toda hora, vuela la música. Pero el himno ingenuo de este aprendiz ganó tu amor. Yo musitaba una delgada cadencia melancólica y tu oído supo distinguirla entre la gran sinfonía del mundo. Y, con una flor como recompensa, bajaste y te detuviste en la puerta de mi cabaña a escuchar la cancioncilla silvestre.
* * * * *

ORACIÓN

Sí, Dios mío, yo lo entiendo muy bien: la luz de pie celeste cuya danza se confunde con la danza de las hojas; las indolentes nubes que navegan hacia el ocaso; la brisa pasajera, errando por mi frente como una mano de frescura: todo es es sólo tu amor, y nada más que tu amor sobre mi vida. Mis ojos se han lavado en la claridad matinal y tu mensaje ha descendido hasta mi corazón. En lo alto, tu rostro diáfano se inclina; tus ojos me han mirado a los ojos y contra tus pies bate mi corazón como una ola.
* * * * *

EL DUEÑO

El mundo te pertenece ahora, y por siempre jamás. Y porque nada puedes desear, oh Rey mío, tampoco puedes hallar placer en tus riquezas. Y para ti, ellas son como si no existieran. Por esto, en el transcurso lento de los días me das lentamente lo tuyo, para luego, sin término, reconquistar en mí tu reino. Día tras día, tu sol se alza a través de mi corazón, y te amas en mí, y te reflejas en esta imagen tuya que es mi vida.
* * * * *

EL GUÍA

Mis canciones te han buscado toda la vida. Ellas me guiaron de puerta en puerta, de mirada en mirada, de fruta en fruta y de sonrisa en sonrisa. Y con ellas palpando mi universo, he tocado la vida circulante. Mis canciones me enseñaron todo lo que jamás aprendí y me mostraron la escondida senda y alzaron un lucero azul sobre el horizonte de mi corazón. A través de los días mis canciones me guiaron hacia la misteriosa comarca del placer y del dolor. Y ahora, cuando llega la tarde y se aproxima el final del viaje, ¿hacia el pórtico de qué vago palacio me conducen mis canciones?
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EL VIAJE

Creía yo que mi viaje tocaba a su término, que había llegado al límite de mi reino y de mi poderío, que el sendero se extinguía bajo mis pies como a veces el sueño en el súbito despertar. Creía que mis provisiones de fuerza y de ensueño estaban agotadas y que el momento había llegado de retirarme a una penumbra silenciosa. Pero tu voluntad, Señor, y tu amor, no tienen fin en mí. Y he aquí que cuando las viejas palabras languidecían en mi lengua ya las nuevas melodías danzaban en mi corazón. Y he aquí que donde los viejos caminos se borraban, a mis pies se abría una nueva vereda bordeada de maravillas.
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EL QUE ESPERA

He aquí que ésta es mi sola delicia: esperar y esperar a la orilla del camino, en donde la sombra persigue a la luz y la lluvia viene andando sobre las huellas del verano. Los mensajeros, con las nuevas y el aire de otros cielos pasan veloces, me saludan y se apresuran a lo largo del camino. Mi corazón se desborda de júbilo y es dulce el hálito de la brisa volandera. Del alba al crepúsculo estoy en mi puerta: sé que de repente vendrá el dichoso instante en que veré. Entre tanto sonrío y canto, solitario. Entre tanto por el aire se expande el perfume de la promesa.
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LA PROMESA

Vino a sentarse a mi lado y no me desperté. ¡Maldito sea mi sueño! Vino entre la noche apacible con su arpa en la mano y mis sueños se llenaron de música. ¡Ay!, he perdido mis noches y mis noches: ¡porque aquel cuyo aliento roza mi sueño, escapa siempre a mis ojos!
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LA ORACIÓN

Cuando el corazón está seco y árido, desciende sobre mí resuelto en lluvia de bondad y de frescura. Cuando la vida, borrada su gracia, se haga dura y torva, ven a mí en floración de cantos. Cuando el tumulto eleve en todas partes su vocerío y su ráfaga, aventándome lejos, por el suelo, ven a mí, Señor del silencio, con tu paz y tu serenidad. Cuando mi corazón miserable solloce abandonado en un rincón de su cárcel, abre de par en par la puerta con tu aliento, Rey mío, y ven a mí con la gloria de un rey. Cuando el deseo ciegue mi espíritu, con su ilusión y con su polvo, Tú, el solo santo, Tú, el vigilante, ven a mí con tu relámpago y tu trueno.
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EL CANTADOR

Estoy aquí para cantar. Es mi destino y mi parte en la fiesta del mundo. En esta sala que es tuya, tengo un rincón para sentarme y cantar en voz baja. Soy un ocioso en tu atareado mundo, Señor. Mi vida inútil sólo sabe expresarse en vagos acordes sin sentido, como el árbol en silabeo de hojas brilladoras, como el río en impensada cadencia de agua y viento, como el cielo en anhelante balbuceo de nubes. Cuando sea la hora de adorarte, cuando en la basílica húmeda y azulada de la media noche, suene el reloj de las estrellas, llámame, Señor, y yo me alzaré ante Ti, para cantar. Cuando en el aire tierno y límpido la mañana iza su arpa de oro, llámame a tu presencia y he de cantar pulsando la luz de la mañana.
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EL DISCÍPULO

Tu lenguaje, Señor, es muy sencillo, mas no así el de los discípulos que hablan en tu nombre. Yo comprendo la voz de tus olas y el silencio de tus árboles. Comprendo la escritura de tus estrellas con que nos explicas el cielo. Comprendo la líquida redacción de tus ríos y el idioma soñador del humo en donde se evaporan los sueños de los hombres. Yo entiendo, Señor, tu mundo, que la luz nos describe cada día con su tenue voz. Y beso en la luz la orilla de tu manto. El viento pasa enumerando tus flores y tus piedras. Y yo, de rodillas, te toco en la piedra y en la flor. A veces pego mi oído al corazón de la noche para oír el eco de tu corazón. Tu lenguaje es muy sencillo, mas no así el de los discípulos que hablan en tu nombre. Pero yo te comprendo, Señor.
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ORACIÓN 2

Que yo nunca rece para ser preservado de los peligros: sino para alzarme ante ellos y mirarlos cara a cara. Que no pida la extinción de mi dolor: sino el coraje que me falta para sobreponerme a él. Que no confíe en aliados en la guerra de la vida sobre el campo de batalla del alma: que sólo espere de mí. Que no implore, espantado, mi salvación: que tenga la fe necesaria para conquistarla. Dame no ser ingrato: pues a tu misericordia debo mis triunfos. Y si sucumbo, acude a mí con tu brazo fuerte. ¡Y dame la paz, y dame la guerra!
* * * * *

EL ÚLTIMO VIAJE

Sé que en la tarde de un día cualquiera el sol me dirá su último adiós, con su mano ya violeta, desde el recodo de occidente. Como siempre, habré musitado una canción, habré mirado una muchacha, habré visto el cielo con nubes a través del árbol que se asoma a mi ventana... Los pastores tocarán sus flautas a la sombra de las higueras, los corderos triscarán en la verde ladera que cae suavemente hacia el río; el humo subirá sobre la casa de mi vecino... Y no sabré que es por última vez... Pero te ruego, Señor: ¿podría saber, antes de abandonarla, por qué esta tierra me tuvo entre sus brazos? Y ¿qué me quiso decir la noche con sus estrellas, y mi corazón, qué me quiso decir mi corazón? Antes de partir quiero demorarme un momento, con el pie en el estribo, para acabar la melodía que vine a cantar. ¡Quiero que la lámpara esté encendida para ver tu rostro, Señor! Y quiero un ramo de flores para llevártelo, Señor, sencillamente.

jueves, 19 de febrero de 2009

MIRADA

Espera un poco más…, hasta sentir que nadie mira en ti, que un mirar -sin objeto- se prende en el regazo de la luz. Deja que esa mirada se abra paso, o se aquiete o se expanda, abarcándolo todo en su pupila, ya no tuya, divina.

Mirar únicamente. Saber que ya no estás ahí, para mirar, detrás de tu intención.

Sin división, el uno y el cero no son dos. El todo puede verse, así, a sí mismo a través de unos ojos que son tuyos, sin que tú te des cuenta. Lo entiendes sin esfuerzo. Por eso lo recordarás más tarde, cuando tus ojos miren en tu nombre otra vez y distingas tu mirar para ver, de ese sólo mirar que es la mirada.

Luis Ángel Barquín

SOBRE EL HAIKU -VICENTE HAYA-

PRÓLOGO DEL LIBRO “HAIKU-DÔ; EL HAIKU COMO CAMINO ESPIRITUAL”

PRÓLOGO: EL ORIGEN DE ESTE LIBRO

La salida del haiku de las fronteras japonesas y la conquista de las más distintas sensibilidades a lo ancho del planeta es un hecho consumado. La insistencia de la cultura japonesa en el cultivo de esta poética tiene ya cuatro siglos. Según las inagotables estadísticas japonesas, al año se producen en el País del Sol Naciente más de un millón de haikus notables. Actualmente, dentro del mundo de la sensibilidad poética nipona -de los que leen y en ocasiones escriben poesía- frente a los cuatro millones de japoneses que prefieren expresar sus sentimientos con el tanka (estrofa 5-7-5-7-7), hay entre veinte y treinta millones que eligen el haiku como más adecuado para captar lo que el corazón japonés siente. El título de “poesía nacional japonesa” (waka), “poesía de la armonía”, que hasta ahora ha ostentado el tanka, por su antigüedad, bien podría ser otorgado en el futuro en justicia al haiku. Sería una discusión interesante plantear cuál de los dos géneros es más japonés, si el haiku o el tanka. El tanka habla de amor y Naturaleza, ambos temas muy caros al alma japonesa; pero el haiku, al haber dejado a un lado los sentimientos amorosos, encarna el que tal vez sea el auténtico corazón de lo japonés: su dimensión mística.


El yunque en el que se forja esta sensibilidad mística del japonés es la descripción pura, exacta, sin intromisiones del yo, de lo que sucede fuera del poeta; la atención plena al mundo que nos rodea. Lo que se llama en japonés “espíritu de shasei”. Shasei significa “esbozo del natural, describir lo que uno presencia”. Un haiku es una instantánea de la realidad. El haiku no transforma el mundo; te pone en contacto con él, te lleva a él, te introduce en él. No explica la realidad, ni la embeIlece; la muestra. Porque parte de la base de que el mundo es perfecto. El mundo tal como es; con sus criaturas bellas y las que no nos lo parecen. Frente al tanka que preseleccionaba los objetos bellos que merecían entrar en elluundo de la literatura -ciruelo, ruiseñor, Luna...-, el haiku decide que no hay nada que no merezca transformarse en poesía.

Todo objeto es poético, toda realidad merece quedar fijada en la memoria colectiva; todo merece su fotografía... excepto el fotógrafo. Así de estricto. Por eso escribir haiku es una Vía; un entrenamiento del “yo” .. En tanto es un proceso de despertar de los sentidos, de atención, de naturalidad, de autenticidad, de paciencia, de desprendimiento, de extinción de la vanidad... Los maestros de haiku nos enseñan que el poeta debe eliminarse de su poesía para que sus versos capten la esencia dinámica de la realidad. Todo poeta honesto tiene la intención de describir algún aspecto del mundo lo mejor posible, pero en cuanto se recrea más de la cuenta embelleciendo el instante ha perdido el haiku. El haiku no es un juego literario; tiene que conmover o cambiar algo de ti. Cuando algo de lo que sucede fuera de ti te afecta, lo pones por escrito y luego lo sometes a la lectura de otros. Estos otros te dicen si ese haiku vale algo. Los otros son un regalo para ti. Porque tu haiku no es lo que has sentido, sino lo que haces sentir a otros a partir de eso que has experimentado. El poeta de haiku es sólo un instrumento, y un instrumento no sabe a qué suena. Tan sólo se deja oír. Alguien debe oír su música. El haiku está concebido para comunicar; para comunicar una impresión profunda. Si no lo logra, ha fracasado. Y entonces el poeta tiene la ocasión de adivinar qué de su interior no es real, según los fallos que tenga su haiku. No supo captar que había fuera eso, lo que aún no tenía dentro.

Si buscamos por encima de todo la modestia, escribiremos como Buson. Si nos creemos genios -al margen de que lo seamos o no- haremos el haiku de Bashô. Si somos complejos y valientes, llegaremos a ser Shiki. Si pensamos que somos cultos, como Sôseki. Si somos de ánimo ligero, como Kikaku. Si hemos logrado la plena conciencia de nuestros actos, seremos Santôka.. Si nos consideramos espiritualmente realizados, nos veremos siendo Hôsai. Si carecemos de gracia, Ryôkan. Y si lo que piensen de nosotros nos importa un pimiento, nos transformaremos en Issa. Nuestra manera de ser, nuestras virtudes y defectos, se evidenciarán en nuestro haiku y cualquiera podrá ahí fácilmente verlos.

La traducción del haiku es también una Vía espiritual. En primer lugar, te obliga a esperar. Esperar a ser invitado sin esperanzas de llegar nunca a ser aceptado. No se puede entrar en el reino de un haiku sin haber sido invitado. Sin colocarte en la explanada ante la puerta, como los aspirantes a ser monjes del mikkyô (budisrno esotérico), y esperar con viento y lluvia durante semanas a que se abra -esa sola vez que se abre al año- y seas elegido para entrar en el recinto interior.

En segundo lugar, eres objeto de un desafío. A pesar de su sencillez, cada uno de los haikus nos interpela en el fondo de nuestros corazones, a veces cansados, sobreestimulados, distraídos, llenos de nada. “Resuelve mi belleza”, parece querer decimos cada haiku. Y tantas veces como lo olvidemos, vuelve a subir a la superficie de nuestra conciencia, con un mismo imperativo: “Resuelve mi belleza”. En este libro se proponen setenta haikus como setenta enigmas dispuestos a ser descifrados. Con el convencimiento de que todo esfuerzo por desvelar un haiku tiene como resultado el desvelamiento del corazón de quien lo intenta. Así es el carácter especular del haiku. Porque nadie cuenta por sí mismo con los recursos necesarios para descifrar la perfección de un haiku, sólo se puede hacer un acto de vaciamiento Y exponernos a él como ante un espejo. Somos lo que debe descifrar el enigma de la belleza del haiku. Únicamente así logramos ser un poco menos enigma para nosotros mismos. Tal como expliquemos un haiku, así seremos. Vemos nuestra alma en el haiku que tenemos delante. Éste ha sido el ejercicio que hemos querido hacer ante los lectores de estas páginas para que entre todos sigamos profundizando en esa esquiva y maravillosa naturaleza del haiku japonés. Es ésa la razón de que el estudio del haiku pueda convertirse para nosotros en un camino espiritual. Y como todo camino, requiere de una gran conciencia de tus actos y tus decisiones. Tratar de meter en el haiku más de lo que en él hay es más desgraciado que no descubrir algo de lo que contiene. Si escribir haikus es un magnífico entrenamiento de apertura al misterio, traducir y comentar haikus te enseña la difícil ciencia de ser prudente.

Hace siete años la maestra japonesa Nagamatsu Kazue nos regaló la caligrafía de este haiku de Chiyo-jo:

Amagumo ni hara no fukururu kawazu kana

La rana
infla el buche ante las nubes
que traen la lluvia

Y nos dijo: «Cómo podríamos explicar a los que no son japoneses lo que nosotros sentimos ante la lectura de un haiku como éste?». Estuvimos durante siete años aplazando el compromiso que suponía este interrogante. Durante este tiempo publicamos en castellano una decena de libros sobre este género. Pero no nos atrevimos a comentar haikus realmente difíciles, como éste de Chiyo. Difíciles, en algunas ocasiones -como ésta- por su aparente simplicidad. Finalmente decidimos asumir el reto. Después de estudiar con calma el haiku de Chiyo, escribimos:

«Para entender un haiku en el que se habla de una rana, hay que ser una rana. Si no, ¿cómo ver una nube con ojos de rana y desear comérsela? Se emplea la expresión hara ga fukureru (inflar la barriga), que en japonés coloquial significa lo que el castellano "comer con los ojos". Nosotros -los seres humanos- sabemos que las ranas no comen lluvia. Pero, al menos esa rana que está observando Chiyo, no lo sabe. Y ahí está, inflando el buche mientras ve venir nubes grises de lluvia, relamiéndose como el que anticipa un festín. La confusión de esta rana ha debido resultarle cómica a la poetisa. Sin embargo estamos ante algo más que un simpIe haiku cómico. Bajo su sencillez inquebrantable, este haiku esconde un misterio. Un misterio que es capaz de viajar lejos, de un corazón a otro, sin mostrarse. La clave para comprenderlo no está en los tres sustantivos (nubes de lluvia, vientre, rana) ni en el único verbo (inflar), sino en una partícula: ("ni"), que en este caso puede tener una doble traducción: "ante" o "por causa de". Es esa partícula la que está soportando toda la tensión entre los dos polos de este haiku: las nubes y la rana. El genio del haiku japonés es su habilidad para captar relaciones entre cosas. En este haiku de Chiyo, tenemos, de una parte, el "estar" de una rana -quieta en su lugar, con sólo un movimiento de vientre que pretende mágicamente atraer hacia sí las nubes que son el objeto de su deseo-; de otra parte, tenemos el suave fluir -casi también el "estar"- de esas nubes grises que han hechizado a una rana, y que van discurriendo hacia el exacto lugar donde ella detenida las espera. Dos polos claros, dos elementos en relación: unas nubes que parecen dispuestas a contener su lluvia hasta que se dicte el instante de soltarla, y una rana que cree poder alimentarse de esa lluvia. La relación como misterioso malentendido. El mundo tal como es. El misterio donde dejamos de percibirlo».

La explicación vino como una especie de permiso para seguir intentándolo con otros haikus. Desde entonces, la búsqueda de estos haikus difíciles se intensificó y la tarea fue ya imparable. Repasamos todos esos haikus que habíamos estado arrumbando durante años y decidimos presentarlos en un libro conjunto: una antología de haikus de belleza inexplicable. La colaboración de Yamada Akiko iba a resultar, como en otras ocasiones, fundamental. Su sabia opinión, su extraordinaria intuición, se iban a enriquecer con otras como la de Tsuji Hiroko, Tsujioka Mika, Iwashita Sayoko, y la de los profesores Aoki Fumio y Tsuji Mitsuhiro. A todos ellos, nuestro más profundo agradecimiento.
A pesar de nuestros denodados esfuerzos por desentrañar el misterio de cada haiku, éste permanece perpetuamente a salvo. El haiku nos ha desafiado para luego hacemos saber de nuestro fracaso. Saber que aún no somos red para el pez que pretendernos atrapar. El fracaso es parte de nuestro entrenamiento espiritual. Así reafirmamos la necesidad de seguirnos puliendo, de seguir afinando nuestros sentidos según las enseñanzas de los maestros del haiku japonés. No para lograr ningún objetivo. Los objetivos van a verse una y otra vez frustrados. Sino para que comiencen las transformaciones en nosotros mismos y llegar gracias a ellas a ubicamos de verdad en nuestro mundo. El haiku es un modo extraordinario de entrar en la realidad que nos soporta, de vivir la existencia por dentro.

Vicente Haya
Barcelona, 17 de julio de 2006

SOLEDAD

Clama un silencio que no puede ser callado, que atrapa la atención. Algo respira en mí como un ser diminuto, ausencia a punto de encontrar su cuerpo.

Están abiertas todas las puertas, mas nadie entra, mas nada sale… Ni yo.

Una necesidad de tregua grita y se abre paso desde mis entrañas… Tregua para sentir algún lugar donde pueda ausentarme de mí mismo, vacío, sin recordarme, ni necesitarme.

Nadie se acerca –ni yo me atrevo– al umbral que separa, con transparente línea, lo que espero de lo que es. Parece, como en sueños, que unas voces aún débiles hacia aquí se dirigen, acaso sin saberlo, irremediablemente.

Desde el umbral, puedo observar el mundo que me hace compañía desde chico: besos, colores, empujones, golpes, olores, gritos, pérdidas, silencios, atenciones, promesas, horizontes… Y lo hago. Y un sol me quema los ojos. Y una brisa los refresca después. Ahora, no miro al sol directamente, puedo sentir la luz abrazándolo todo. Y a mí.

Desde el umbral, puedo retroceder. Dejo caer mis párpados, o los convierto en un sutil espejo que me devuelve la intención, llevando la mirada hacia su fuente. Retorno a lo que es, descanso en la antesala del deseo, que aún duerme. Me despierto un instante y estoy solo, sin más presencia que mi soledad.

Luis Ángel Barquín

miércoles, 18 de febrero de 2009

El aire era más limpio, los colores,
más nítidos, los niños, más risueños,
mis antiguos problemas, tan pequeños
como gotas de lluvia entre las flores.

Trinaban su oración los ruiseñores,
alegre y melodiosa. De mis sueños,
huían los deberes, los empeños,
y a ellos retornaban, soñadores,

proyectos e ilusiones. El invierno
se despedía de la primavera.
Caían por un hueco de bambú

los versos que acogía mi cuaderno.
Sentí mi nuevo hogar: ¡la tierra entera!
Llegó a mi vida un nuevo centro: ¡tú!

Luis Ángel Barquín

PLENITUD

Abarcando el silencio, tu virtud;
cultivando el amor que te alimenta;
dibujando esa luz que te sustenta;
dando vida a tu eterna juventud;

dando ritmo y color a tu salud,
y cobijo a la duda que frecuenta
tu soledad; regando la sedienta
comarca de tu fe, con pulcritud;

definiendo el compás de tus acciones;
desbordando el caudal de tu cariño;
rodeando de flores tu actitud;

lanzando al sol tus equivocaciones;
saludando a las mías con un guiño;…
… así actúa tu ser, tu plenitud.

Luis Ángel Barquín

REMANSO

Allí, donde las aguas necesitan,
por un tiempo, olvidarse del viaje.
Allí, donde la sed presta al viraje
recodos para amar que no marchitan.

Allí, donde las náyades habitan,
donde la paz se adueña del paisaje,
donde el guerrero nutre su coraje,
donde las flacas fuerzas resucitan.

Allí, de donde surge tu ternura,
de donde mana tu pasión serena,
allí te aguardaré noche tras día.

Allí -refugio de mi desventura-,
encuentro tu remanso, luna llena
donde el amor es fuente de poesía.

Luis Ángel Barquín

ESPERA

Te espero sin dolor, ni sufrimiento.
Sin esperar, confío en tu llegada.
Gozando de la espera dedicada
al nuevo día, me hundo en el momento.

Te espero recorriendo el firmamento
con un rastro de paz en la mirada…
La espera, así, resulta inesperada
al corazón, que encuentra su contento.

Te espero sin un solo pensamiento
que perturbe mi espíritu: un espejo
que se llena de ti cuando apareces.

Una espera infantil donde presiento
llegar desde muy cerca tu reflejo,
la imagen del amor en el que creces.

Luis Ángel Barquín

MISTERIOSA

Es la porción más bella de tu ser.
No la conozco aún, y no podré
conocerla jamás. La sentiré
al mirarte a los ojos, al oler

tu cuerpo cuando duermas, al perder
mi oído en tu silencio… Nadaré
en sus aguas oscuras y andaré
por sus tierras salvajes, para hacer

que mi alma se empape de tu alma.
Misteriosa, eres luz que no ha llegado
todavía a mis ojos. Misteriosa

me gustas más. En tu inquietante calma,
siempre pierdo las riendas, invitado
por tu forma de amarme, misteriosa.

Luis Ángel Barquín

TAN FÁCIL

¡Me es tan fácil mirarte, detenerme
a contemplar tu singular belleza!
¡Qué sencillo escalar hasta tu alteza,
donde mi amor, junto a tu amor, se duerme!

¡Qué gozo es escuchar, en el inerme
refugio de tu voz, la sutileza
de tu silencio! ¡Qué naturaleza
la de tus ojos, donde puedo verme!

¡Qué fácil me resulta dedicarte
mi corazón, mi ser, mi pensamiento,
rendidos al altar de tu sonrisa!

Es tan corta la vida para amarte,
y es tan fácil hacerlo, que un momento
me ha de bastar, sin dudas y sin prisa.

Luis Ángel Barquín

CREPÚSCULO

Nos ha dejado el sol. Miro hacia un lado,
buscando mis sandalias… ¡aquí están!
Me las pongo. Suspiros se me van,
mirando al mar y a un cielo azul, rosado.

Me giro y ya no estás. ¡Equivocado
estoy, pues te escondías tras un gran
árbol! Y surges, delicioso el ademán,
con la sonrisa malva. Perfumado,

el aire huele a ti. Tus ojos son
los ojos del crepúsculo. Me miran
entre las luces que se van muriendo.

Vas alcanzando el punto de sazón:
cuando los poros de tu piel respiran
y, a la sombra, tu amor está naciendo.

Luis Ángel Barquín

INSTANTE

Esta tarde no es tarde aún; podemos
beber eternidad del mismo vaso.
No esperes a la noche, no hagas caso
a nadie, a nada… Ahora, aquí, ofrecemos

nuestro pulso a la tarde, renacemos,
crecemos, comprendemos que el fracaso
no surge sin el éxito, que un paso
no es paso sin amor… y nos queremos.

Sólo existe esta tarde, hecha de pausa,
serena, dibujada por tu mano
y mi mano, a la vez, en el papel.

En la piel, un abismo. Ya no hay causa
ni efecto. Sólo existe este verano,
esta tarde, este instante, sólo él.

Luis Ángel Barquín

ALEGRÍA

Estaba la alegría en mí, dormida,
y tú la despertaste. Tu alegría,
serena y confiada, conocía
el cómo, el dónde, el cuándo, de mi vida.

Mi escucha se sintió pronto atraída
por un raro silencio. El alma mía
halló en la tuya un pozo de poesía,
risueña y cristalina, a su medida.

Ahondaste con cariño en mí, encontraste
una vía de acceso hacia mi centro:
con un rastro de luz, la señalaste.

Ahora, apareces siempre en el encuentro
de mi alegría con tu luz. Probaste
que la dicha germina muy adentro.

Luis Ángel Barquín

ESTRELLA

Tu luz llegó hasta mí. Fue la sorpresa
más grande de mi vida. Una luz lenta,
feliz, me habló de ti. Tu luz alienta
a las luces menudas, pues no cesa

de darles claridad. Tú tienes esa
facultad de alumbrar, sin darte cuenta,
¡Estrella!, desde donde estés. Sedienta
durante siglos, mi mirada besa

cada rayo de tu fulgor, escruta
cada noche la bóveda, desnuda
para amarte entre sueños. Una estrella

jamás desaparece pues disfruta
la noche entera con su luz. Sin duda,
arderá siempre en mí tu luz, tu huella.

Luis Ángel Barquín

DESTINO

El amor ha cambiado nuestro mundo.
El mundo dará un templo a nuestro amor:
el cielo será azul; frágil, la flor,
madre, la tierra; el viento, vagabundo.

Todo será más amplio y más profundo.
Dentro, fuera, será vivo el color.
El centro será luz, y alrededor
girará un resplandor, meditabundo.

Irás hasta la fuente de tu vida…
Allí, te bañarás desnuda, y Dios
te secará la piel sin hacer nada.

Seré dichoso, ¡al fin!, al verte unida
al mundo por tu amor. Seremos dos
pupilas, una luz y una mirada.

Luis Ángel Barquín

OTOÑO

Llegará otoño pronto, mucho antes
de que nos demos cuenta… No tenemos
conciencia de los días, no podemos
ir más allá de hoy, de ahora. Amantes

y amados, nos sentimos. Los instantes
nos aman, nos protegen. No sabemos
despedirnos, ni de ello hablar. Hacemos
nuestro amor sobre sueños ambulantes.

Otoño se aproxima. Cada beso,
caricia, abrazo, humor, chispa y mirada
entre nosotros, con este verano

se irán, sin regresar jamás… Por eso,
otoño nos traerá en su anaranjada
maleta, un nuevo amor, más cotidiano.

Luis Ángel Barquín

TESORO

Tesoro, ¡qué palabra, y qué alegría
poder hablar así de ti! Prefiero
recorrer sin cesar el mundo entero,
y encontrarte al final, en la poesía

de una flor o una estrella, que en la fría
costumbre de decirte que te quiero
como nunca he querido. Lo primero
que comprendo de ti es que eres no mía

pues naciste sin dueño. ¡Qué tesoro,
disfrutar de la vida, sin futuro,
ni recuerdos, así, sólo a tu lado,

jugando a descubrirte! ¡Cambio el oro
de la gloria y el genio, por el puro
placer de ser un sueño que has soñado!


Luis Ángel Barquín

SONETO DE UNA TARDE DE VERANO

Te amé en aquella tarde de verano,
la de las nubes blancas suspendidas
en el azul, mirándote rendidas
a tu serena suavidad. La mano

era caricia pura, el más cercano
sostén de nuestra comunión. Mecidas
las olas por el viento, y dirigidas
hacia el amor por el amor lejano,

mojaron nuestros pies. Entre tú y yo,
pudieron disolverse las barreras
en una claridad tibia y callada.

El resto de aquel tiempo se quedó
flotando sobre el mar, con las primeras
estrellas de una noche enamorada.

Luis Ángel Barquín

VÉRTIGO

Mirábamos sin ver. Un espejismo
cuajaba nuestros ojos de ilusiones.
Ajenos al rumor de las razones,
viajamos sin dudar hasta el abismo.

El fin del mundo hablaba por sí mismo.
Tras él, un solo amor, dos corazones
y un vacío sin reglas: emociones
inertes, arrojadas al realismo.

El miedo a ser, a amar, a no ser nada
en manos de un amor sagrado, a no
poder amar, la fe nos consumía.

Mas Dios habló. Su voz, enamorada
de dos que éramos uno, nos contó
cómo encender la luz de nuestro día.

Luis Ángel Barquín

PRESENTE

Aquí es ahora. Yo soy tú. No hay nada
que hacer, ni sitio a dónde ir. Miramos
la misma nube, el mismo mar. Tocamos
la misma arena, que se siente amada.

No hay objetivos, ni recuerdos. Cada
latido al que, sin más, nos entregamos
es el latir universal. Jugamos
como dos niños chicos: ¡qué gozada!

No hay sueños, la vigilia nos sustenta.
Miramos a la muerte: nos rehuye.
No hay nombres, sólo luz que nos acoge.

Hoy es la única virtud que cuenta
para nosotros. El amor ya fluye
hacia la tierra, donde se recoge.

Luis Ángel Barquín

A LA DERIVA

A la deriva existo sin sentido,
arrastrado por olas de un amor
que me saben a tanto, que su olor
inminente cautiva mi latido.

En su amor inmortal, he renacido
y aprendido a nadar sin flotador.
Sobre sus aguas duermo, soñador
infeliz que en la mar hace su nido.

A la deriva, el alma ya no guía
mi cuerpo, ni mi mente, consumida
por restos de una fiebre primitiva.

A su amor, este amor mío, confía
todo rumbo y destino de mi vida,
como un tronco en el mar, a la deriva.

Luis Ángel Barquín

LUZ

Abro los ojos. Una idea pasa
por mi conciencia… ¡Luz: es mediodía!
Camino solo. Un rayo de alegría
cruza mi corazón. Llego a mi casa.

Ella está en la cocina, donde asa
pimientos y tomates -agua fría
bebo para calmar mi sed-, poesía
llenando su sartén sobre la brasa.

Comemos lentamente. Los olores
hacen crecer el hambre, los sabores
la sacian. A los ojos nos miramos…

Los cerramos a un tiempo. Nos callamos.
Se suman nuestros cuerpos al amor.
La luz deja en la alcoba un resplandor.


Luis Ángel Barquín

martes, 17 de febrero de 2009

MI POEMA

El más bello, más hondo y más cercano
de todos los poemas que se escriban,
se reciten, se inspiren, se conciban…
eres tú, mi poema más humano.

No eres mía realmente: por mi mano
versos dejo cruzar para que vivan
como pájaros libres, que perciban
que son nubes al sol de este verano…

¡Y eres tú -mujer, musa- esta poesía!
Son sus líneas, virtudes que sustentan
la elegante estructura de tu vida.

Son su pausa y silencio, la alegría
de no ser, entrelíneas, donde asientan
los acentos sin par de tu medida.

Luis Ángel Barquín

TERNURA

Todo en ti se cimienta en la ternura,
tuya ya para siempre. En ella creces,
erguida, cual la flor que el viento, a veces,
raptar pretende, adicto a su frescura.

Ternura en cada beso, en la dulzura
de los arrullos sordos con que meces
la cama donde sueño... pequeñeces
inmensas que tu amor gesta y madura.

Te haces cóncava y plena cada noche,
reflejando la luz del sol, en baños
que perfuman la piel, curan el alma.

Te haces más y más tierna en el derroche
de ese tacto infantil que, con los años,
sabe a fruta silvestre de tu calma.

Luis Ángel Barquín

SIN RAZONES

No concibo razón para quererte…
Me ha guiado una estrella hasta tu encuentro
de modo misterioso; desde adentro
lo sé, como mi amor lo supo al verte.

Sin razones, quisiera conocerte,
zambullirme en tu alma, que mi centro
seas tú, mi hogar sin señas, donde entro
con fe como la vida entra en la muerte.

Simplemente, ser tuyo sin ideas
que me aten a ti, sin condiciones
que alejarme consigan de tu lado…

Mientras tanto, me arrastran las mareas
hasta tu isla donde, sin razones,
lo ideal es estar enamorado.


Luis Ángel Barquín

TODO DE MI NADA

Temo tu ausencia cuando estoy contigo.
Cuando no estás, acecho tus señales.
Cuando te vas, se clavan cien puñales
de duda en mí, romántico castigo.

Cuando te alejas, el rumor persigo
de tus pisadas, hasta los rosales
de tu jardín. Un beso en mis cristales
cuando te acercas, oigo, y te bendigo.

Y cuando llegas, el amor estrena
susurro, luz, silencio, melodía,
cuerpos en flor, rocío en la mirada,

caricias en tu cuello, que se llena
de trigo palpitante. Cada día
te echo de menos, todo de mi nada.

Luis Ángel Barquín

ÍNTIMO

Acercarme –sensible– a ti, me lleva,
por la calle de mí que había olvidado,
con paso justo, hacia mi hogar soñado…
…una alfombra de nubes que se eleva.

Acercarse a ti es la más ardua prueba
de un amor por tu amor, equilibrado:
avanzando a través del miedo, helado
como un gato, de noche, cuando nieva.

Mas confío en llegar hasta tu centro
con mi viejo candil en una mano,
y en la otra, un bastón de confianza…

Y a medida que avanzo, me hundo y entro
en el propio dominio cotidiano
donde, juntos, la dicha nos alcanza.

Luis Ángel Barquín

LENTAMENTE

Lentamente, se llega hasta la orilla
donde mojas tus pies y estás sentada.
Retienes de ese río, en tu mirada,
su silueta de arena y maravilla.

Lentamente, la noche no mancilla
con la sombra tu piel, iluminada
en crepúsculo de eterna retirada,
atrasando el reloj su manecilla.

Lentamente, acaricias mi rodilla,
y se dobla mi pierna con un gesto
de gozo, en un momento interminable.

Lentamente, el amor florece y brilla:
en tu pelo, una rosa hace su tiesto,
y en tu piel, pinto estrellas, incansable.

Luis Ángel Barquín

ENAMORARSE…

-A los enamorados-

Un día todo empieza a acontecer, o a ser sentido, desde la armonía. Amigo sigiloso, el tiempo pasa sin dejarnos su huella. En las manos florecen las caricias; en los labios, los besos sueñan despertar. El vacío se llena de un sentido completo. Y también el silencio deja paso, gustoso, al trino del ruiseñor eterno.

El cielo no es ya el cielo que vemos a diario. La luz no es sólo aquello que nos permite ver desde afuera las cosas, las escenas. La tierra no es sustento o apoyo únicamente: algo donde esconder cadáveres, residuos y vergüenzas, o gigantesca ubre para saciar el deseo del hombre.

La gravedad es también levedad. El sueño es realidad al mismo tiempo. Percibimos la ausencia como sutil presencia. Y la mirada nunca se detiene en lo visible, posando su intención más allá de los signos o las formas.

Un cero nos responde desde todos los sitios, dentro, fuera. Las almas no se sienten separadas. Dos cuerpos laten con el pulso ajeno, acompasado, que el amor proporciona.

En vez de trasladarnos sobre nuestros zapatos, pasos de baile mueven nuestros pies.

En lugar de esperar una respuesta, pronunciamos un ‘sí’ definitivo. Sonrisa y compromiso avanzan juntos, sin sed de corazón, enamorándose.

Luis Ángel Barquín

TUS OJOS

Tus ojos, doble sol de este verano,
se asoman al balcón de este soneto:
en él describo tu mirada, inquieto
por temor al fracaso de mi mano.

Tus ojos traen la luz de lo lejano
hasta el presente -encuentro sin sujeto-,
donde un amor aclara todo objeto
con el radioso beso de lo humano.

No son tuyos tus ojos, sino del
emisario que cruza tus pupilas
para llegar al corazón que te ama.

Son otros ojos tuyos, del papel
en que te escribo, por los que vigilas
cada palabra mía que te llama.

Luis Ángel Barquín

SUEÑO

Sueño, contigo, en ti. Mi sueño es tuyo
si sueñas tú también conmigo en él.
En el sueño, tú y yo somos el fiel
reflejo -que construyes, que construyo-

del amor: con él fluyes, con él fluyo.
Este sueño, que sueño, siempre es del
color de nuestros ojos en aquel
poema que ahora es nuestro, y que fue suyo

-del amor-. Ahora, sueñas sin dormir
en tu sueño, que sueño, sin poder
despertar tú, ni yo, que somos una

realidad sola, un cero, un descubrir…
Ya no sé si soñé contigo ayer;
sólo siento un amor que es mi fortuna.

Luis Ángel Barquín

COMPLEMENTARIOS

Cada palabra y cada pausa siento
como estables peldaños donde pisa
mi espíritu –sin huellas y sin prisa-,
que anhela comprender su movimiento.

Hacia ti me dirijo, en un intento
de expresar, sin palabras, tu sonrisa,
mirada, tacto o voz, con la precisa
imprecisión con que navega el viento.

Cada palabra es pausa, y cada pausa
es palabra, si siento en una sola
dos notas simultáneas que se aman.

El efecto es la causa, y es la causa
el efecto, en el mar, ola tras ola…
…mutuamente -eco y voz-, amor se llaman.

Luis Ángel Barquín

lunes, 16 de febrero de 2009

FLOR Y TIERRA

-Las flores, sin cortar-

¡No cortes ya más flores, por favor,
y no compres jamás flores cortadas!
Rosas, dalias, orquídeas…, desterradas
de su raíz, no exhalan ya el olor.

Tras un poco de tiempo, alrededor
de las flores aún vivas, delicadas
sonrisas y caricias olvidadas
flotarán con las alas del amor.

¡No cortes ya más flores!... si tú quieres,
regálame un rosal en tu maceta,
o unas petunias en tu macetero…

Y al fin, la flor y tierra que ya eres
estando sin pensar, dichosa y quieta,
envolverá en perfume tu ‘te quiero’.


Luis Ángel Barquín

MO CHAO

-Reflejo sereno-

Sin ondas, hoy, el lago. Luna –llena-
en sus aguas –espejo- se refleja.
El reflejo a la Luna se asemeja,
siendo en él, más hermosa y más serena.

Sin ondas, hoy, sus ojos: ni una pena,
ni una alegría, ni una sola queja,
ni un pensamiento; mi visión, perpleja,
en sus ojos sin fondo, el alma estrena.

Sin ondas, lago y ojos: todo es más
hermoso y más sereno en el reflejo
de sus aguas o lágrimas. Quizás

ojos y lago beben del espejo
profundidad, tersura. Ahí, detrás
de su cara sin tez, mis ojos dejo.

Luis Ángel Barquín

TACTO

No es la camelia que en mi piel dejaste
crecer hasta sentirme jardinero,
ni el dulce escalofrío del ‘te quiero’
aquél que junto al mar me susurraste.

No es la mirada que en mi ser grabaste
desde esos ojos tuyos, con esmero,
ni el puro néctar del que prisionero
me hallo, sin fin desde que me besaste.

No son las yemas de tus dedos, ni
sus huellas, que ahora sueñan en mi mano.
No es lo más tierno que se engendra en ti

y brota sin esfuerzo en mi secano.
Mas algo vibra, verdadero -¡sí!-,
en mí, si estás conmigo, y yo cercano.


Luis Ángel Barquín

ROMÁNTICO

Romántico, el amor sueña, a cubierto,
cuando un piano suena, el sol declina,
una trompeta gime en otra esquina,
deja el azar su corazón abierto.

Romántico, camino con incierto
rumbo, de noche, con la gabardina
mojada y sin zapatos, y una espina
se me clava en los pies y, al fin, despierto.

Romántica, tú llegas con estrellas
entre tu pelo y, en tu boca, Dios
entona una canción: ‘Desafinado’…

Romántica, romántico, las huellas
sobre la playa, de nosotros dos,
aman al viento que las ha borrado.

Luis Ángel Barquín

ZEN

Entre el cielo y la tierra, hay una puerta.
El alba y el crepúsculo la llenan
de colores magnéticos que estrenan
su oquedad cada día, siempre abierta.

Entre su alma y la mía, una desierta
plenitud -donde los amores suenan
en arpas del silencio, y se condenan
los esfuerzos-, sin fe, parece muerta.

Entre el cielo y la tierra, está su esencia,
la belleza que nutre su mirada,
que da luz a su piel sensible, amante.

Entre su alma y la mía, una conciencia
se hace más y más grande, enamorada
sin querer, ni pensar, fresca y radiante.

Luis Ángel Barquín



DIME…

¿Le prefieres a él o a su poesía?
¿Amas más sus poemas o al poeta?
¿No confundes acaso la silueta
del amor con su esencia?, amiga mía.

Si te escribe sus versos, si te envía
retazos de su alma, si te reta
a amarle tal cual es, vive su inquieta
quietud, su corazón, su valentía.

Si ha llenado tu pecho de ilusiones,
de armonías que vuelan sin sonido
por tu noche, tu tarde y tu mañana

-que son tuyas también-, nunca abandones
el ámbito de amor donde han nacido,
por ti, los versos que su dicha emana.

Luis Ángel Barquín

ANHELO

Cuánto anhelo salir de este soneto,
escapar hacia ti, flor del verano,
y postrado a tus pies, besar tu mano
donde pueda sentir su pulso inquieto.

Cuánto anhelo quererte sin objeto,
ni sujeto, ni tiempo, tan cercano
que, en el íntimo abrazo de lo humano,
el amor nos revele su secreto.

Cuánto anhelo escapar de las palabras,
de las tuyas, las mías –la poesía-,
y fundir mi silencio con el tuyo…

Huiré por el hueco que tú abras
en mi noche, y el sol de un nuevo día
-¡nuestro al fin!- dará a luz a lo que intuyo.

Luis Ángel Barquín

SOLO

Estés aquí o allí, solo me siento…
Observo tu silencio sin el mío,
y el rayo de un primer escalofrío
recorre mis entrañas, duro y lento.

Preguntando por ti a la lluvia, al viento,
al eco y al reflejo, mi vacío
llenar pretendo de ilusión. Ansío
verte, olerte,… y las horas resto, cuento.

Mas si llega un instante silencioso
a mi jornada, el alma mía vuela
hasta ti donde estés, lejos o aquí:

si lejos, el viaje es luminoso
por nuestro cielo; si estás aquí, vela
la luz mi amor -solo y feliz- por ti.

Luis Ángel Barquín

AGUA

De agua es su ser, de lágrimas de luna.
De agua es su boca, fuente de lo humano.
Sus ojos, de agua, donde trato en vano
de navegar y hallar dicha o fortuna.

Es de agua su cintura, la que acuna
el mar contra las tardes de verano.
Su corazón es de agua en el secano:
las flores suyas son, una por una.

¡Es de agua toda! Lago, nube, hielo,
nieve, océano, arroyo, mar, rocío,
cascada..., viven en su anatomía,

corren, bajan, ascienden por su cielo,
mueren para nacer en su albedrío.
¡De este agua beberá mi sed un día!

Luis Ángel Barquín

NUBE

Contemplas, asombrada, aquella nube…
Y de algún modo, ella eres tú, agua leve
que flota y besa el cielo: si ella llueve,
es que tú lloras; si tu dicha sube

hasta su azul, donde contigo estuve,
es que tú quieres que tu amor te lleve
muy lejos, a mi amor; si cae la nieve
de su vientre sin piel, quizás incube

tu vientre un nuevo ser, tan blanco y tierno,
que nazcas tú con él, de nuevo. Llevas
tus lágrimas de nube preparadas

para llorar, llover, en mí, tu eterno
corazón. Y esas gotas, siempre nuevas,
hacen brotar en mí voces soñadas.

Luis Ángel Barquín

ROSA

Nunca sabré el secreto de su boca.
Pétalos, néctar, dientes, labios, seda…,
son los detalles que su amor me veda,
y así mi beso es fe cuando la toca.

A veces, un perfume -el suyo- evoca
en mi alma un gozo inmenso que se queda
flotando como nube… mientras pueda
vivir en él, en luz mi amor se troca.

Espinas, unas pocas: escondidas
unas; las otras, a la vista, al tacto,
protegiendo hasta el fin su talle inerme.

Rosa la piel, rosa la voz, reunidas
en cada pausa suya, en cada acto,
o en fragancia de rosas cuando duerme.

Luis Ángel Barquín

ENAMORADA DEL AMOR

¡Enamorada del amor!, espera
verle pasar tras de su verja un día…
Y mientras ve color la fantasía,
el corazón agita su bandera.

De su acento impecable, prisionera,
busca el amor sin fin de la poesía:
el amor de una estrella, luz y guía
de su paso, su aliento y su quimera.

¡Enamorada del amor!, quisiera
verte pisar el suelo de tus cosas,
tras bajar de esa nube donde sueñas.

¡Enamorada!, habitas la frontera
donde las hadas reunirán tus rosas
con tulipanes míos, si te empeñas.

Luis Ángel Barquín

SONRISA

¡Tan sólo en el vacío se divisa!
Se contrae por entero su hermosura
en un punto de luz rosada y pura,
donde nace una luna: su sonrisa.

Y de espaldas tendida, la concisa
plenitud sueña doble curvatura
para colgar la miel y la frescura
del labio en la mejilla, su cornisa.

Es su boca una góndola que surca
mi mirada -el canal-. El gondolero
hunde y alza su remo, canta y ama.

Si sonríe, mi vida se bifurca:
una sigue hacia el mar su derrotero;
la otra va hacia a la boca que la llama.

Luis Ángel Barquín

SERENA

En su ser, cobra forma lo apacible…
De su fondo, una luz se va expandiendo
como nube o sonrisa, sosteniendo
la quietud sin esfuerzo. Lo intangible

se hace seda en su mano. Indestructible,
su sosiego está en flor, y va naciendo
a medida que muere. Su crescendo
es un alba posible en lo imposible.

Es serena en la noche, en la mañana.
Sobre el viento, es la hoja que abandona
su destino al azar; bajo la luna,

un amor asomado a la ventana.
El reloj, detenido en su persona,
hora siempre serena, da la una.


Luis Ángel Barquín

ESENCIA

En cada nota de tu voz; en esos
gestos que dejas en el aire; en cada
destello que desprende tu mirada;
en el sabor a lluvia de tus besos;

en el relámpago de tus excesos;
en la escasez divina de tu nada;
en el silencio de tu madrugada;
en tus pirámides y en sus accesos;

en la ternura con que te despides;
en el temblor de hojas que te anuncia;
en el pulso de amor de tu presencia;

y en el tacto preciso con que mides
cada palabra que tu ser pronuncia;
siento tu alma latir, hallo tu esencia.

Luis Ángel Barquín

MILAGRO

Un milagro es tu luz. Otro, la danza
de tu sombra al brillar la luna llena.
Otro, tu risa que, al ser agua, suena
por el arroyo que en el aire avanza.


Un milagro es tu piel, donde se alcanza
la meta que ¡por fin! vale la pena.
Otro, el olor a azahar y a hierbabuena
con que tu ser propaga la bonanza.


Un milagro eres tú, vacía o plena:
en la ausencia de ti, noche serena;
en tu amable presencia, nube o rosa.

Un milagro, encontrar tus ojos, ¡Diosa!,
que han devuelto a los míos la mirada.
Tu milagro es amar, ¡Enamorada!

Luis Ángel Barquín

TU SONETO

Te escribo este soneto, todo tuyo.
Lo intento con un frasco de tu esencia,
recuerdos que florecen en tu ausencia,
y pizcas de virtudes que te intuyo.


El viento te dirá que es todo suyo
el aire del soneto: tu presencia.
El río me dirá que la cadencia
de tu soneto es de agua: en ella fluyo.


Mas es tuyo el soneto, y si tú quieres
será del mundo entero en cuanto lo ames
y poses las semillas de su vientre


en cada corazón. Lo que tú eres
palpita en tu soneto. No le llames
si lo has perdido: él será quien te encuentre.

Luis Ángel Barquín

AMAR

Si te aman, aunque sientas un desierto
crecer bajo tus pies al caminar,
terminarán las flores por brotar
en él, y en ti el amor, antaño muerto.


Y si amas, aunque el cielo esté cubierto
de nubes que custodian el azar,
fundiendo tu mirada con el mar,
verás en tu interior un cielo abierto.


Y si os amáis, no os hará falta abrir
las ostras del placer, para gustar
del más puro sabor en compañía.


Lejos o cerca, amar logra fundir
en un abrazo tierno -nuestro hogarla
piel de dos, con única alegría


Luis Ángel Barquín


DESNUDO

Entre tus brazos, puedo ser yo mismo:
un niño, un hombre, un ser hecho de dudas.
Cuando, sin desvestirte, te desnudas,
desnudo mi intención sobre tu abismo.


Ajenos al rencor y al fatalismo,
anudo mi sentir al tuyo, anudas
el tuyo al mío… entonces, me saludas
con alma y corazón: tu virtuosismo.

Entre tus brazos, no me falta nada,
tu vida es ya mi vida, y si me muero,
seré parte de ti, mi muerte amada.

Y te descubro al ver el mundo entero
entre tus brazos: pierdo la mirada
en tu mirada, y ciego, al fin, te quiero.

Luis Ángel Barquín

lunes, 9 de febrero de 2009

EZRA POUND -POEMAS DE AMOR-

ALBA

Fresca como las pálidas hojas húmedas
de los lirios del valle
al alba yace ella junto a mí.

CANTAR CXX

He intentado escribir el Paraíso.
Que no os mováis.
Dejad hablar al viento,
ese es el Paraíso.

Que los dioses olviden
lo que he realizado.
A aquellos a quienes amo,
perdonen lo que he realizado.

(Versión de Javier Calvo)

EL DESVÁN

Ven, apiadémonos de los que tienen más fortuna que nosotros.
Ven, amiga, y recuerda
que los ricos tienen mayordomos en vez de amigos,
y nosotros tenemos amigos en vez de mayordomos.
Ven, apiadémonos de los casados y de los solteros.

La aurora entra con sus pies diminutos
como una dorada Pavlova,
y yo estoy cerca de mi deseo.
Nada hay en la vida que sea mejor
que esta hora de limpia frescura,
la hora de despertarnos juntos.

(Versión de Javier Calvo)

EL ENCUENTRO

Mientras ellos hablaban todo el tiempo de la nueva moral,

ella me exploraba con sus ojos.
Y cuando me levanté para marcharme
sus dedos fueron como el tejido
de una servilleta japonesa de papel.

(Versión de Javier Calvo)

FRANCESCA

Saliste de la noche
Con flores en las manos.
Vas a salir ahora del tumulto del mundo,
de la babel de lenguas que te nombra.

Yo que te vi rodeada de hechos primordiales,
monté en cólera cuando te mencionaron
en oscuros callejones.
¡Cómo me gustaría que una ola fresca cubriera mi mente,
que el mundo se trocara en hoja seca,
o en un vilano al viento,
para que yo pudiera encontrarte de nuevo
sola!

Ezra Pound

MARIO BENEDETTI -POEMAS MÍSTICOS-

DESDE LOS AFECTOS

Cómo hacerte saber que siempre hay tiempo?

Que uno tiene que buscarlo y dárselo...
Que nadie establece normas, salvo la vida...
Que la vida sin ciertas normas pierde formas...
Que la forma no se pierde con abrirnos...
Que abrirnos no es amar indiscriminadamente...
Que no está prohibido amar...
Que también se puede odiar...
Que la agresión porque sí, hiere mucho...
Que las heridas se cierran...
Que las puertas no deben cerrarse...
Que la mayor puerta es el afecto...
Que los afectos, nos definen...
Que definirse no es remar contra la corriente...
Que no cuanto más fuerte se hace el trazo, más se dibuja...
Que negar palabras, es abrir distancias...
Que encontrarse es muy hermoso...
Que el sexo forma parte de lo hermoso de la vida...
Que la vida parte del sexo...
Que el por qué de los niños, tiene su por qué...
Que querer saber de alguien, no es sólo curiosidad...
Que saber todo de todos, es curiosidad malsana...
Que nunca está de más agradecer...
Que autodeterminación no es hacer las cosas solo...
Que nadie quiere estar solo...
Que para no estar solo hay que dar...
Que para dar, debemos recibir antes...
Que para que nos den también hay que saber pedir...
Que saber pedir no es regalarse...
Que regalarse en definitiva no es quererse...
Que para que nos quieran debemos demostrar qué somos...
Que para que alguien sea, hay que ayudarlo...
Que ayudar es poder alentar y apoyar...
Que adular no es apoyar...
Que adular es tan pernicioso como dar vuelta la cara...
Que las cosas cara a cara son honestas...
Que nadie es honesto porque no robe...
Que cuando no hay placer en las cosas no se está viviendo...
Que para sentir la vida hay que olvidarse que existe la muerte...
Que se puede estar muerto en vida..
Que se siente con el cuerpo y la mente...
Que con los oídos se escucha...
Que cuesta ser sensible y no herirse...
Que herirse no es desangrarse...
Que para no ser heridos levantamos muros...
Que sería mejor construir puentes...
Que sobre ellos se van a la otra orilla y nadie vuelve...
Que volver no implica retroceder...
Que retroceder también puede ser avanzar...
Que no por mucho avanzar se amanece más cerca del sol...
Cómo hacerte saber que nadie establece normas, salvo la vida?

Mario Benedetti

sábado, 7 de febrero de 2009

SENTIR

El cuerpo no es aquello que más pesa al elevarnos sobre nuestra sombra.
Separar el objeto de su imagen no es función del espejo.

Lo simple se apodera del timón, y el barco al fin navega sin mirar su reflejo sobre el mar… Luchando con el viento, extraña pasajera en la tormenta, la nave se confunde con el aire o el agua. Luz de sol o de luna, importa poco si permite el avance hacia no sé qué puerto donde nada es aquello que parece, donde todo se aprende de repente.

El ánimo ha olvidado sus razones para existir, y no encuentra respuesta en sus propios dominios; ahora es preciso navegar despierto, atendiendo a la parte, donde se esconde el todo, y olvidando a medida que se va conociendo, exprimiendo hasta el núcleo la memoria.

El barco, sin un rumbo calculado, es uno con la mar. Ésta le muestra, agradecida, un mapa de naufragios cercanos y de islas sin nombre, que aprende sin esfuerzo porque el aire ha desplegado, azul, el sentimiento.


Luis Ángel Barquín

viernes, 6 de febrero de 2009

OCTAVIO PAZ -HAIKUS-

El mundo cabe
en diecisiete sílabas:
tú en esta choza.

***
Troncos y paja:

por las rendijas entran
Budas e insectos.

***
Hecho de aire

entre pinos y rocas
brota el poema.

***
Entretejidas

vocales, consonantes:
casa del mundo.

***

Huesos de siglos,
penas ya peñas, montes
:
aquí no pesan.

***
Esto que digo

son apenas tres líneas:
choza de sílabas.

***
ALBA


Sobre la arena
escritura de pájaros:
memorias del viento.

***
CALMA

Luna, reloj de arena:
la noche se vacía,
la hora se ilumina.

***
PARES Y NONES

Mientras los periódicos
se deshojan
tú te cubres de pájaros.

***
Alzo los ojos: no hay nada.
Silencio sobre la rama,
sobre la rama quebrada.

Octavio Paz