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- Luz de marzo
- Compromiso-
- Sonetos para una tarde de verano
- Más allá de las palabras
- Página
- Pulso
- Una luz en la luz
- Dhyana (en meditación)
- Cuaderno del vacío
- Esencia
- Ser
- Poemas de amor
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TE INVITO A VISITAR TAMBIÉN UNA LUZ EN LA LUZ -Blog de Luis Ángel Barquín sobre la Palabra Poética Universal: Poemas, Textos sobre la Poesía y la Creación Artística-

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martes, 29 de septiembre de 2009

LA POESÍA

Cosas, objetos, seres…, sin más opción que su estar o su ausencia. Ante nuestra atención, la transparencia flota. Entre sus propias ruinas, lo sagrado descubre las semillas de la celebración. Los sentidos retornan a la fuente de lo real para sentirse vivos, deshaciendo sus cauces, purificando su inocencia.

Abren los signos su corteza al aire del presente…Y cada cosa es libre y lo parece; y cada ser respira sin preguntas.

Ahora desnudas, las palabras, grávidas de sentido y absortas en la imagen, cumplen lo prometido por la contemplación. Más allá de este instante, nada ocurre que no pueda alcanzarse por la memoria o la imaginación… Y aquí no falta nada, nada está fuera de lugar; tampoco el hombre. Algo extiende en silencio los hilos invisibles que vinculan cada presencia con su propia atmósfera, cada suceso con su solo símbolo.

La paradoja posa sobre la intuición su hermoso interrogante… La inocencia no encuentra una respuesta; sólo ofrenda al decir la voz de la poesía.

Luis Ángel Barquín

EQUILIBRIO

Muestra el camino la naturaleza. Lo más difícil ella lo hace fácil, porque no sabe hacerlo de otro modo. Un ritmo ajusta pérdidas y hallazgos a la curva del círculo invisible, y el mundo avanza sin moverse al crecer la pupila del testigo.

Algo engulle las formas sin aviso; algo las posa en el lugar exacto, desde la incertidumbre. Saben las fuerzas calcular su alcance, su propia intensidad, su desvanecimiento. Las trayectorias cambian al compás de los átomos, y ellos tocan la música que la nada compone. Sin repetir un alba, un mediodía, los días se suceden sin amontonamiento. Las sombras reinan sin apego al sueño, al frío o a la ausencia.

El hombre siente: en ese instante se descorre la cortina de lo invisible, vibra el sonido del silencio, flota el perfume de la dicha; sin pensamiento, el mundo se reduce a su propio latido.

El hombre se despierta lentamente de un sueño profundísimo: va descubriendo la palabra, el verbo, en su propia garganta. Su frente se ha incendiado: el pensamiento quema los bosques del presente, y ya casi no encuentra un lugar de descanso, sin memoria.

El hombre siente, piensa que siente, logra sentir que piensa; le cuesta distinguir sus propias sensaciones, sus propios pensamientos… Y entonces retrocede algunos pasos, trepa a la copa del más alto árbol: ahora descubre que sus pensamientos no son suyos del todo, que sus sensaciones son préstamos sagrados de la vida…

Y una sonrisa luce en los labios del hombre, ahora que oscurece, mostrándole el camino.

Luis Ángel Barquín

TIERRA

A Caminos Wu Chi –Escuela Wu Chi-

De manera sutil, nos invitaste, nos acoges y nutres. Tu belleza se puede respirar, atmósfera cercana. Hogar de todos, multiplicas tus dones al girar sin desmayo. Prestas sombras inmensas al
descanso, sin olvidarte de atraer la luz para tus habitantes. Tu pulso es nuestro pulso en tu regazo; juntos latimos para un ser anónimo. Y somos meros sueños cuando duermes, y simples lágrimas de tu llorar.

Tú piensas por nosotros cuando estamos confusos. Al espesar la niebla, abres senderos para nuestros pies. Si estamos agotados, nos ofreces tu espalda. Nos dices la verdad con tu presencia sola.

Madre de madres, tú naciste madre. Tus hijos ya eran tuyos cuando todo era nada. Dibujaste en un sueño la forma de tu órbita, al tiempo que las formas de todas nuestras órbitas futuras. Despertaste del sueño, y el aliento sobrante te entregó la semilla.

Conocerte es sentirnos una parte de ti. Abrazarte es dejar que nos abraces, Tierra. Darte gracias es fruto de saber -muy adentro- sin palabras ni gestos, que cuidas con firmeza de nosotros, de cada uno, siempre.

Luis Ángel Barquín

IMAGEN

Las palabras, en ti, ya no lo son, son tú: fragmentos luminosos del instante donde vives erguida para siempre, comparten realidad contigo, símbolo de cada una y de todas.

Fragmentos de tu amor, simultáneas y sucesivas notas -al tiempo- de una misma armonía, desembocaron las palabras, huérfanas de una luz, en tu presencia.

Ellas te sirven sin sentirse serviles; eres su sierva silenciosa desde la pura transparencia que las reúne y entona su canción.

Ritmo que brota y echa flor, un tiempo para cantar… Se mira el mundo en ti y descubre que es otro en tus dominios: ve su reflejo solo en tu corriente inmóvil, fantasía inmortal que imaginó el poeta.

Luis Ángel Barquín

SEXO

La tierra húmeda. Más hondo. Oscuridad. El pálpito del punto donde la ausencia vierte el ritmo. La música del cuerpo, callada, palpa instrumentos para su armonía. Va despertando el germen. El pulso universal avanza por la sangre seduciendo los cauces y en busca de ese cuerpo que soñó. Emerge la materia y la forma la abraza: evolución del limo.

El destino llamando a sus criaturas. Va delante del pulso la intuición, caballo sin jinete. El paisaje parece que se borra, mas sólo va ciñéndose al presente, custodio de la vida. Sin sus llamas, el fuego arde invisible tras de la apariencia.

Atracción de dos líneas entre sí para ser una sola. La línea se estremece: la onda va a nacer por la oración del mundo. Cesan los pensamientos.

El tiempo cae hacia el abismo: vértigo... La pérdida de sí dibujada en la nada.

Luis Ángel Barquín

DESEO

Mis manos nunca llegan a sentirla; con mi tacto su piel se desvanece. Impulso que agoniza apenas comenzado, que al morir va naciendo fantasmal en la duda.

Ella me reta desde el horizonte. Callan sus labios y sus ojos hablan. Dice que no y que sí, que puedo y que no puedo al mismo tiempo. Crea lo cóncavo con su presencia, para que yo lo llene tan sólo de esperanza.

Su mirada socava mi firmeza. Toda mi vida apunta hacia la diana que ha colgado en el aire. Un fuego colosal quema mi frente, casi en ruinas, dormida.

Olvido lo que soy, lo que no soy. Quiero salir indemne de sus llamas, las mías, mas incendio mi casa con todo lo que amo... Persiguiendo su sombra, que corre hacia la noche, al cogerla descubro que esa sombra es la mía.

Entonces, me detengo y observo la quietud. Y ella colma mi copa de un vino transparente, delicioso.

Luis Ángel Barquín

EL VUELO

La tierra. Anhelo y gravedad, matrices del impulso. Génesis de las alas hacia otra densidad de la materia. Se eleva el cuerpo: espíritu acercándose a sí mismo, a través del azul. Hondo el paisaje. Avenidas perfectas, las corrientes. Formas custodias de la dicha, nubes. Estrellas: centinelas al otro lado de la luz, ojos y párpados del cielo.

La dimensión del pájaro deja abiertos los límites. Velocidad de la atención. El rayo. Tiempo no definido: el pasado es futuro desde el cenit intacto del presente. En un sólo latido, el corazón alcanza los confines del mundo.

La memoria del aire barriendo los recuerdos… El viento pasa y queda sólo el vértigo, pura celebración de lo sin causa.

Deseo y realidad -espejo de dos caras- uniéndose en un beso: el vuelo.

Luis Ángel Barquín

EL VIENTO

El mundo sueña viento. Acontece sin más como necesidad, puro deseo de la nada. Sin aviso se pierde por las cimas de lo leve y lo intacto.

Tejida con sonidos antiquísimos y remotos silencios, su música despierta la piel terrestre, riza la espalda de la mar, manifiesta la flexibilidad, exalta la firmeza de todas las raíces.

Ante las sendas, su camino solo; hacia ninguna parte, sólo su hálito, alma del soplo y corazón del aire.

En la quietud del aire, el viento espera. Desconoce su espera y lo esperado. Relajado en su alma, va acopiando compases hasta que apenas vibra su alada transparencia.

El hombre sueña viento; el viento sueña al hombre. Intermitentemente una trompeta gime en las manos del viento, arrastrando el dolor y la pena del hombre…

Va despertando el hombre: hay en sus labios un temblor de árboles; en su pecho un espacio abierto para siempre; en su lengua un sabor a música callada; y en su alma una estela de su propio destino.

Luis Ángel Barquín

ESCUCHA

No esperar el sonido, no escapar del silencio ni buscarlo. La vibración se gesta en la matriz del tiempo. Retroceso al umbral del puro aburrimiento. No hay indicios de forma ni de imagen. Luz que aclara la nada. Se extiende la quietud en olas transparentes.

Los límites se cierran en torno a la semilla: la cáscara y su centro. Sueña un punto con ser esfera o mundo. Se abre paso el latido de una sombra a través de la noche.

El alba. Te despiertas. Todo expresa su ser y su no ser; todo calla y te dice sus secretos. La certeza, el misterio, la pregunta. Se abren los signos, vuelan las incógnitas. Libertad, compromiso con tu propio destino. ¡La palabra no basta, y te das cuenta!

Abandonas el rastro que seguías. Tus mapas se han mojado. Has perdido tu brújula. Latitud y altitud de lo desconocido. El espejo del mundo te revela tu rostro.

Sólo existe tu escucha, que de ti se desprende… El eco del silencio es música en tu oído.

Luis Ángel Barquín

UMBRAL

Tu pupila o tu párpado parecen separar, unir, dos mundos. Entrar saliendo, atravesar sin hálito el instante, la verticalidad del acontecimiento.

Me confiesas que a veces necesitas retroceder al punto anterior al deseo, quedarte allí sentada sin saber, disfrutando del centro de tu vida. En él sientes que eres y no eres tú misma, puedes cambiarlo todo pero nunca lo haces porque no te hace falta.

Ese lugar te deja comprender tu pasado, dibujar tu futuro, viajar ahora y siempre sin espacio. Fuiste otra, otra serás, mas siempre eres igual allí: tu esencia se desnuda de las formas y brilla.

Vértigo de lo inmóvil en un extraño marco del que cuelgan tus pies, puedes pasar la tarde allí sentada disfrutando, todas las tardes de tu eternidad.

Antedecir de tu palabra auténtica, antelatido de tu corazón enamorado, anteconocimiento de ti misma: todos parten de allí, del umbral que separa -y une al tiempo- las dos caras de tu sola verdad.

Luis Ángel Barquín

LA TRANSPARENCIA

Mirar y ver al fin. Claridad, vez, pupila y atención: comprensión instantánea más allá de las dudas. El viaje sembrado de respuestas a la pregunta de la luz: silencio del cristal: el límite es la ausencia de nitidez, abandonar el pulso del instante.

Amanecer. El día. Otra oportunidad para ignorar las formas, para beber la esencia. La mano toca el fondo del abismo sin dimensión: el hueco.

La libertad: llegar al mero centro desde todos los sitios; infinitos destinos de las aguas desde la sola fuente.

El compromiso: el universo ciñe la singularidad: de cada intento, brota su propia dirección: el sentido abrazado por la forma: tiempo de la materia: densidad y límites.

El hombre viaja con la luz y ve su propia muerte: el cero clama y borra lo visible: queda el umbral de la olvidada puerta: sólo la transparencia.

Luis Ángel Barquín

EJE

Unión de tierra y cielo desde sus dos extremos: invisible, visible. Apoyo del impulso para sentir, saber, que va avanzando, permaneciendo intacta su quietud, principio y fin del giro.

Engendramiento de las dimensiones en la matriz de la espiral: el punto se despierta siendo curva y viaje; la superficie sueña que fue línea girando en torno a algo; el sólido descubre sus infinitas caras, idénticos perfiles contenidos en espejos que rotan.

La esencia es transportada en la figura, que presenta y oculta, en el instante, su ritmo y armonía.

Lo singular comprende la riqueza de la totalidad al contemplar que surge su expresión del mismo abismo al que más tarde cae desvaneciéndose.

Donde no existe nada, donde la nada queda, para poder crearlo todo alrededor de sí, sin destruir su ausencia.

Cuando se observa el mundo desde el único instante en que la vida se vacía de muerte.

Luis Ángel Barquín

CAMBIO

Es difícil hablar cuando el silencio ha negado el valor de mis palabras. Y arduo resulta sellar mis labios si en la garganta la voz ya ha extendido sus alas y mensaje, hacia el cálido oído que alberga sed y escucha.

Algo ha pasado y deja sin embargo su reflejo en la luz de la estela que cruza el corazón de sangre a sangre. Algo se queda en mí cuando tú ya te has ido, nítida imagen del instante amado que persigue tu sombra sin que tú te des cuenta.

¿Para avanzar? Saber si escapo de mí mismo, explorar el lugar donde me hallo, descubrir si hace falta que me mueva, desplegar velas, dudas y preguntas.

¿Y para estar sin más aquí y ahora? ¿O sólo ser un punto del infinito círculo? ¿O para ir a todos los lugares y ver todos los hechos y escuchar cada música y oler de flor en flor cada perfume? Dejo que la corriente de lo inmóvil me inunde por completo y, casi ahogado por la quietud, flotando como un corcho, descanso sobre aquello que fui, bajo el cielo sin nubes de lo que acaso sea.

Luis Ángel Barquín

PRESENTE

Ahora ante ti, o frente a tu recuerdo, no siento discordancia entre nosotros: un corazón espera al otro reduciendo su ritmo; parpadean los ojos –tuyos, míos– al compás que interpretan las pupilas; la distancia entre tu centro y mi centro es la de nuestras almas, que se rozan.

Mi voz son las palabras, los silencios, que vuelan enlazados y se posan intactos en tu oído sin límite. Y tu humor se derrama en cada copa, floreciendo entre sorbos la sonrisa y el néctar.

¿Qué cosa puedes darme si te das toda a mí y, a la vez, sigues pura, irreductible?
¿Cómo ignorar la dicha que recorre tus venas y las mías cuando el mundo nos cita en el lugar perfecto del instante?

No conocerte nada para que te reveles sobre mi ignorancia, bajo tu luz.

Y nunca desear que te quedes conmigo, más allá de esta página, más acá de este pulso, más allá del amor.

Luis Ángel Barquín

ESCRIBIR

Necesidad de oscuridad, relajación y vigilancia. Sentir la fuente como si fuera por primera vez -¡que lo es!-. Percibir que algo mana entre la fuente y mi cauce: un agua imprescindible para regar la vida y sanar las heridas.

Aprender a ser agua sin dejar de ser cauce. Estar con lo que es, darle mi forma, descubrir su esencia. Distinguir su silencio en mitad de la noche, a la orilla del día, o en la luz cegadora.

Saltar entre dos planos paralelos con ayuda del símbolo, que abre sus alas y multiplica el rumbo, atravesando el muro del espacio por varios puntos.

Volar sin miedo por los parajes de la sombra palpando púas, recolectando polen, acariciando pétalos, vadeando nostalgias, escapando del eco, ignorando el reflejo de lo falso, acopiando equilibrio y evitando desmayos.

Dejar sobre el presente lo mejor de mi historia, lo más digno de amor, hecho fruto o semilla.

Y retornar al círculo del hombre como un punto más, que sabe que ha girado unas vueltas, sin perder la cabeza, sobre el cero infinito.

Luis Ángel Barquín

domingo, 12 de julio de 2009

PAUL CELAN -POEMAS MÍSTICOS-

CIÉGATE

Ciégate para siempre:
también la eternidad está llena de ojos,
allí
se ahoga lo que hizo caminar a las imágenes
al término en que han aparecido,
allí
se extingue lo que del lenguaje
también te ha retirado con un gesto,
lo que dejabas iniciarse como
la danza de dos palabras sólo hechas
de otoño y seda y nada.

De “Cambio de aliento” 1967
Versión de José Ángel Valente

CRISTAL

No busques en mis labios tu boca,
ni en la puerta al extraño,
ni en el ojo la lágrima.

Siete noches más arriba
pasa el rojo hacia el púrpura,
siete corazones más adentro
insiste la mano en la puerta,
siete rosas más tarde
se escucha el rumor de la cisterna.

De “Amapola y memoria” 1952
Versión de José María Pérez Gay

CUALQUIER PIEDRA QUE LEVANTES

Cualquier piedra que levantes,
desnudas
a los que piden la salvaguardia de las piedras:
desnudos
renuevan el entramado desde hoy.

Cualquier árbol que abatas,
armas el lecho en donde
las almas nuevamente se acumulan,
como si no temblase a su vez este
eón.

Cualquier palabra que pronuncies,
das las gracias
a la corrupción.

De “Umbral en umbral” 1955
Versión de José Ángel Valente

EN LOS RÍOS

En los ríos, al norte del futuro,
tiendo la red que tú
titubeante cargas
de escritura de piedras,
sombras.

De “Cambio de aliento” 1967
Versión de José Ángel Valente

ESA ÚNICA…

Esa única
noche
de estrellas
propias.
Enhebrada de aliento de cenizas
hora va, hora viene,
por el sombreado de los párpados
de ojos cerrados de sueño,
reafilados
en almas
finas como flechas,
enmudecidas en la plática
con tartaleantes
carcajes con barbas
de algas aéreas.
Una colma
concha de luz pasa
por una conciencia.

De “Soles filamentos” 1968
Versión de José Luis Reina Palazón
Obras completas - Editorial Trota 1999

HABÍA

Había tierra en ellos y
cavaban.

Cavaban y cavaban y pasaba así
el día y pasaba la noche. No alababan a Dios
que, según les dijeron, quería todo esto,
que, según les dijeron, sabía todo esto.

Cavaban y nada más oían;
y no se hicieron sabios ni inventaron un canto
ni imaginaron un lenguaje nuevo.
Cavaban.

Vino una calma y vino una tormenta
y todos los océanos vinieron.
Yo cavo y tú cavas e igual cava el gusano
y aquel remoto canto dice: cavan.

Oh uno, oh nadie, oh ninguno, oh tú:
¿Adónde iba si hacia nada iba?
Oh, tú cavas y yo cavo, yo me cavo hacia ti,
y en el dedo se nos despierta el anillo.

De "La rosa de nadie" 1963
Versión de José Ángel Valente

HABLA TAMBIÉN TÚ...

Habla también tú
sé el último en hablar,
di tu decir.

Habla,

pero no separes el No del Sí.
Y da a tu decir sentido:
dale sombra.

Dale sombra bastante,
dale tanta
cuanta en torno de ti tú sabes extendida entre
medianoche y mediodía y medianoche.

Mira en torno:
ve cómo alrededor todo se hace viviente
¡En la muerte! ¡Viviente!
Dice la verdad quien dice sombra.

Pero se estrecha ahora el lugar donde estás:
¿Adónde ahora, despojado de sombra, adónde?
Asciende. Tanteante, asciende.
Te haces más sutil, más irreconocible, más fino.

Más fino: un hilo
por el que quiere descender la estrella
para abajo nadar, al fondo,
donde se ve brillar: sobre móviles dunas
de palabras errantes.

De “Umbral en umbral” 1955
Versión de José Ángel Valente

LOS CÁNTAROS

Para Klaus Demus

En las largas mesas del tiempo
beben los cántaros de Dios.
Beben hasta el fondo los ojos de los videntes y
los ojos de los ciegos,
los corazones de las sombras imperantes,
la mejilla hundida de la tarde.
Son los más poderosos bebedores:
igual se llevan a la boca lo vacío que lo lleno
y no rebosan de espuma como tú o yo.

De “Amapola y memoria” 1952
Versión de José Ángel Valente

MANDORLA

En la almendra -¿qué hay en la almendra?
La Nada.
La Nada está en la almendra.
Allí está, está.

En la Nada -¿quién está? El Rey.
Allí está el Rey, el Rey.
Allí está, está.

xxxxxxxxxxxxBucle de judío, no llegarás al gris.

Y tu ojo -¿dónde está tu ojo?
Tu ojo está frente a la almendra.
Tu ojo frente a la Nada está.
Apoya al rey.
Así está allí, está.

xxxxxxxxxxxxxxBucle de hombre, no llegarás al gris
xxxxxxxxxxxxxxVacía almendra, azul real.

De “La rosa de nadie” 1963
Versión de José Ángel Valente

NO OBRES DE ANTEMANO...

No obres de antemano,
no envíes nada fuera,
mantente
dentro:

transfundido de nada,
libre de cualquier
plegaria,
sutilmente acordado según
a pre-inscripción
insuperable,

yo te acojo
en lugar de toda
paz.

De “Compulsión de luz” 1970
Versión de José Ángel Valente

OÍ DECIR

Oí decir que en el agua
hay una piedra y un círculo
y sobre el agua una palabra,
que pone el círculo en torno a la piedra.

Yo miré mi álamo descender hacia el agua,
miré cómo su brazo se alargó hacia la hondura,
miré sus raíces vueltas al cielo implorando noche.

Yo no corrí tras ellas,
sólo recogí del suelo esa migaja
que tiene de tu ojo la figura y la nobleza,
te quité del cuello la cadena de los dichos
y con ella adorné la mesa donde yace la migaja.

Y ya no vi más a mi álamo.

De “Umbral en umbral” 1955
Versión de Pablo Oyarzun

Paul Celan

domingo, 14 de junio de 2009

SOBRE EL HAIKU -JOSÉ MANUEL MARTÍN PORTALES-

EPÍLOGO SEGUNDO DEL LIBRO “HAIKUS JAPONESES DE VUELO MÁGICO"

He sufrido una tensión insospechada ante estos textos. La evidencia de alguna especie de origen traspasa esta escritura. Algo relacionado con la ingenuidad, con la inmediatez, con la absoluta ausencia de estrategia. Algo inocente.

Si el haiku se ha convertido en una gran tradición es porque permite expresar la complejidad de la conciencia. No su simplicidad, como podría pensarse. La carga de profundidad queda a salvo del paso del tiempo, y de toda manipulación, en la medida en que encuentra la sencillez. Si no expresara esa complejidad no habría sobrevivido. Pero si no hubiese encontrado la protección de la sencillez hubiese destrozado la conciencia del que se expresa. El haiku pone en evidencia que la sencillez protege al poeta, que sin ella hubiese quedado totalmente destrozado por la evidencia de lo Real. De igual manera, la sencillez de lo expresado protege al lector, que de otra manera quedaría gravemente conmocionado, y a pesar de ello no está del todo a salvo. Parece, acaso, que la sencillez actuase aquí como una didáctica de lo Real, tal vez lo mismo que la ternura suele actuar como una didáctica del amor, permitiéndonos el acceso sutil y sosegado a un territorio donde reina la pasión, el vértigo y la muerte de aquel que éramos antes de entrar en él.

Alguna vez he escrito que el poema contiene lo que no puede ser dicho, y permanece sin ser dicho gracias al poema. La zona limítrofe de esa perplejidad, de esa contradicción radical, habita en el haiku.

Occidente, en general, tiene serias dificultades para entender que la complejidad de la conciencia se fundamenta en su capacidad para integrar el todo en cada parte, en su capacidad para verbalizar la hierofanía –que es la Totalidad que podemos soportar–, sin que esa verbalización atente contra su pureza. Porque toda hierofanía es una revelación que todavía no sabemos que lo es, que todavía no sabemos lo que significa. Borges llamaba a esto «experiencia estética». Y Occidente entiende el no saber como una estrategia del saber, no como un modo genuino de revelación. Quizá porque la hierofanía nos obliga a sospechar que la razón no es el horizonte de la conciencia. O que la racionalidad no es el camino del sentido.

Creemos, en Occidente, que la conciencia debe desentrañar el misterio de la vida y la naturaleza, pero no sospechamos que ese quehacer sólo podrá realizarse cuando la conciencia asuma que ella misma es naturaleza, que ella misma es el misterio que busca desentrañar. En el haiku la conciencia se enfrenta a sí misma en cada instante: la palabra ya no será algo que se dice sobre algo, sino aquello que se dice la naturaleza a sí misma a través del hombre. Porque el hombre no es otra cosa que la palabra que ha alcanzado el universo.

Seguramente, esa impresión primigenia a la que llamamos asombro, tan nítidamente expresada en estos haikus, muestre a las claras, con una desnudez insultante, que lo que llamamos «lo sagrado» es sencillamente algo que sucede dentro de lo Real, acaso el momento mismo en el que lo Real se hace Palabra. El hombre no es más que la verificación existencial del acceso de la Realidad a la Palabra. No existe una Realidad y una palabra que la nombre. La Palabra nace de la propia Realidad.

La pregunta, entonces, es radical: ¿Por qué la Realidad deviene Palabra? No hay respuesta. Basta la pregunta. Sólo cabe intuir que la Realidad deviene Palabra porque acaso lo Real es un proceso de identidad, un proceso de sentido, que encuentra en la palabra la posibilidad de no encerrarse en pura facticidad. Lo Real no es fáctico. O, dicho de otra forma, lo Real se escapa de la facticidad y su forma de salir de la facticidad es la Palabra. La Palabra, por tanto, intuimos, es la forma que tiene lo Real de manifestar su inconcebible apertura hacia el sentido. Cuando la palabra cumple esta misión decimos que es palabra «poética». Por eso sería contradictorio sospechar que la palabra dice la Realidad a modo de clausurarla, a modo de definirla, a modo de encerrarla en algo que ya es como es. Al contrario, la Palabra (poética) dice que lo Real no es una cosa, algo que ya es, sino más bien que es algo en busca de sí mismo, en busca de un sentido. Un sentido que no adviene en el lenguaje sino más bien a través del lenguaje.

Y lo genuino del haiku, en nuestra opinión, es que es un decir de los sentidos, no un decir de la razón. Un decir nacido de la percusión de los sentidos en la puerta de la conciencia. Como si los sentidos nos permitiesen colocamos en el mismo orden de naturaleza de lo Real. Si la razón se aleja progresivamente de la naturaleza y su relación con la Realidad es puramente estratégica, los sentidos nos permiten la experiencia del origen permanente, que es el modo de ser de lo Real. Lo Real siempre está en el origen, siempre se está originando. La percepción de esa evidencia corresponde a los sentidos, por eso sólo desde los sentidos la conciencia puede nombrar, puede verbalizar el origen. Un origen que no es algo sido, sino algo siendo. Y su decir es un decir inútil, no estratégico. Precisamente la inutilidad del decir poético lo salva de ser manipulado. Sólo la inocencia conoce el camino del sentido. La palabra que no resuelve el sentido es la palabra poética. El poema no «tiene» sentido, no encierra el sentido de lo Real, sino que lo abre, poniendo en evidencia, en última instancia, que la Palabra no es la última «experiencia» que la Realidad tiene de sí misma. Ese vacío que queda abierto a un más allá de la palabra es lo que queda sobrecogedoramente expresado en la auténtica poesía.


José Manuel Martín Portales
Córdoba, marzo de 2005


Nota: Hierofanía, del griego hieros (‘ηρος) = sagrado y faneia (φανεια)= manifestar. Es el acto de manifestación de lo sagrado.

SOBRE EL HAIKU -ABDENNUR PRADO-

EPÍLOGO PRIMERO DEL LIBRO “HAIKUS JAPONESES DE VUELO MÁGICO"

Yo siempre pensé que un haiku era un poema, que los japoneses no tenían tiempo. Pensé que estas formas fugaces daban cuenta de una forma de ser, de un mundo de fatigas imperiales. La convivencia con estas mariposas ha roto esta certeza: un haiku no es un poema. No lo es, en el sentido de que entre las mariposas no he podido sentir ni un solo resto de literatura, ese «arte que emplea como instrumento la palabra» (Diccionario de la Lengua Española). Tenemos cosas, objetos, ficciones, discursos, consecuencias. Tenemos todo un material que se despliega ante nosotros, convertido en gesto y consecuencia, hecho prosa en el tedio del trabajo. El poeta devuelve todo lo visible a su carácter simbólico, lo arranca de ese tedio. La literatura espejea sobre el mundo, es un reflejo de la realidad hecho obra de arte. Y el arte es artificio, destreza, habilidad, oficio. El literato centra su habilidad en la palabra, y perpetúa así el dominio que la palabra ejerce sobre los objetos. Sin embargo, el haiku representa justo lo inverso a esta operación que llamamos «literatura». Arranca los objetos de las palabras y los devuelve al mundo. No es un arte hecho de palabras, sino de imágenes. Ni siquiera de imágenes, sino de cosas. En el haiku no hay nada más que cosas. Al eliminar del texto la palabra, se elimina toda posibilidad de engaño. No hay lugar en el haiku para la mentira, para la Idiosincrasia del poeta. No hay lugar para las imágenes mentales, para el arte de la combinatoria. La pura presencia de las cosas se hace transparente. El autor del haiku no crea nada, no pone en juego su imaginación, no es un literato. Ante el haiku, es difícil hablar siquiera de una autoría, en el sentido occidental. El autor del haiku ha logrado su objetivo en la medida que ha evitado inmiscuirse entre el mundo objetual y la sensación pura que genera. Para lograr eso, hay que tener una gran atención para con las cosas, y un gran desapego hacia las palabras. ¿Cómo va a ser un haiku literatura, si el haiku no permite a las palabras decir nada más que aquello que designan?
Abdennur Prado
Barcelona, abril de 2005

viernes, 12 de junio de 2009

PROFUNDIDAD

Bajas, desciendes
hacia mí. Dejas
caer tu esencia
desde otro cielo
que nunca veo,
que sólo intuyo
cuando me tocas
y me transformas
en un aspecto
de ti.
XXXXXDesciendes
sin hacer ruido…
No hay en el mundo
sonido alguno
que te distraiga
cuando eres pura
caída, peso
que encuentra y ama
su vertical.

Bajas. Describes
toda la recta
desde tu altura,
que no se siente
jamás distinta
a tu destino:
profundidad.

Luis Ángel Barquín

ABUNDANCIA

Para observar tu mirada
dejé de mirar el mundo.
Caí en ella tan profundo
que me encontré con mi nada,
una rosa deshojada
por gracia de un ruiseñor.

Y la ausencia de la flor,
inextinguible fragancia,
eliminó la distancia
entre los dos. Por amor
hallé en el hambre sabor,
y en la pobreza abundancia.

Luis Ángel Barquín

BAJO LOS NARANJOS

Nos hemos sentido,
nos hemos amado,
sobre los suspiros,
bajo los naranjos.

Vimos un destino
pasar cual relámpago
ante nuestros ojos…,
y nos abrazamos.

En el mismo sueño
ambos despertamos
sin reconocernos,
como dos extraños.

Nos hemos sentido,
nos hemos amado,
fundiendo dos almas
con los mismos labios…

Y un beso maduro
dejamos flotando
sobre el ancho río
que juntos cruzamos.

Desde las estrellas
cayeron milagros
de luz diminutos,
que nos empaparon.

Nos hemos sentido,
nos hemos amado,
sobre los suspiros,
bajo los naranjos…

Presente está siempre
el lugar sagrado
donde –sin saberlo–
seguimos amándonos.

Luis Ángel Barquín

BELLEZA

Dicen que la belleza
está en los ojos del que mira… ¿Y tú,
qué haces, qué tienes, qué milagro invocas
para que esta mirada -acaso mía-,
te distinga entre lo que te rodea
como el vehículo que mi alma toma
para no viajar más, desembocando
en la paz de tus líneas,
en tu misterio, amor, donde no existen
el miedo, ni el deseo?

¡Qué preguntas te hago, como si tú supieras
contestarlas con gestos o palabras!

Dicen que la belleza está en mis ojos,
que solamente pueden
apreciarte si miran sin nombrarte,
verte completa
sin separar tu luz de tu materia.

¿Y tus ojos, no son
belleza doble que no tiene fondo,
y por eso no existe la manera
de llenarla con algo que no sea
vacío y más vacío
feliz de serlo, amor?

Tu belleza es la forma
y la manera en que la vida deja
flotando en esta luz -que es tuya y mía
por un instante-
la imagen de tu alma cuando amas
y eres amada, amor.

Luis Ángel Barquín

ENTRE MIS BRAZOS

Entre mis brazos
no piensas…
Los pensamientos llegan,
se alejan.

Entre mis brazos
celebras,
la vida es un instante
de eternidad contigo…
Silencio.

Entre mis brazos,
amante,
toda tu piel respira…
Un círculo se llena
de ti.

Luis Ángel Barquín

GOTAS DE AUSENCIA

Gotas de ausencia
caen del tejado…
Mojan los vidrios
de la ventana
del dormitorio
donde te sueño,
en el que, a veces,
despierto y palpo
sábanas huérfanas
de ti: ¡te has ido
o no has llegado!

Gotas de ausencia…
Lluvia incansable
que empapa el alma
de escalofríos,
que riega dunas
de sed en este
desierto inmenso,
donde te bebo
cuando caen lágrimas
de tu recuerdo.

Gotas de ausencia…
Vapor de sangre
que no ha corrido,
que no ha manado
del corazón.
Gotas y gotas…
Presencia errante
que deja un rastro,
húmedo y vago,
de instantes tuyos
aún por caer.

Luis Ángel Barquín

PAUSA

Entre la última sílaba
de mi verso y la orilla
de tu atención, te espero
para siempre, amor mío.

Luis Ángel Barquín

MI MEJOR COSTUMBRE

Las nieves se marchan…
Se quedan las cumbres
desnudas.
XXXXXXXXXViajeras
de paso, las nubes
nos dejan recuerdos
que limpian, que nutren,
las tierras, el alma.

Un suave perfume
de amores primeros,
al mundo descubre
los besos, la lluvia,
las gotas más dulces
de la primavera.

Las pálidas lumbres
de febrero encuentran
tu fuego, y se funden
en él, sin dolor.

Ahora, el disfrute
es sentir tus ojos
cómo se introducen
en mí, por los míos,
ver en tus virtudes
las bazas purísimas
del azar que tuve
contigo otras veces…

Mi mejor costumbre
es soñar contigo
cada invierno: bucle
sin fin, ¡Luz de marzo!,
que mi amor produce.

Luis Ángel Barquín

CAMBIO

Volvemos a aquel punto
de ayer, con la creencia
de hallarlo en ese mismo
lugar… ¡mas no se encuentra!

¡Y no nos encontramos
iguales a ayer!…
XXXXXXXXXXXXXXXDejan
un rastro nuestros pasos
de heterogéneas huellas
en el camino.
XXXXXXXXXXXXXXXCesan
los versos de ser versos,
las notas de ser ellas,
cuando la vida pulsa
los centros o las teclas
que los animan, y abren,
sin preguntar, su puerta
a lo desconocido,
a donde el alma vuela,
cansada de ser forma
e intensidad concretas…

Tenemos otros versos,
paisajes, otras fuerzas
y diferentes pulsos,
hoy, que la vida estrena
colores y silencios,
ahora, que se llenan
de amor los corazones,
las almas de inocencia,
aquí, donde los rumbos
se olvidan de sus metas,
cuando acontece el mundo
con la mirada nueva,
y todo se termina
y, sin saber, comienza…

Luis Ángel Barquín

ABRIR

Pregunta que no encierra
su piel en la palabra,
dejando que el abismo
la tome, y fácilmente,
como un amanecer,
descorre la cortina
de luz: habla el silencio;
engendra lo que calla
y lo que se hace signo.

Noche que no custodia
la respuesta del alma
a todas las preguntas
que en ella desembocan.
Río de fe que arrastra
las dudas y temblores
del agua, de la sangre,
viviendo sobre el tiempo.

La fuerza va cayendo
desde su propia cima…
Nubes, plumas y estrellas,
la ven desvanecerse
a medida que suelta
su peso, inmenso puño
que, al compás de los dedos
abriéndose, respira…

…Y esa mano sostiene,
ahora, al mundo entero.

Luis Ángel Barquín

CALIGRAFÍA

Con cada orla,
por cada trazo,
con cada punto
y en cada espacio,
el alma guía
-sobre este blanco
papel- la voz
cerrada, el brazo
firme, la sangre
tibia y la mano
limpia…, y nos deja
huellas del raro
soñar del mundo,
delgadas sombras
de alas, delgados
perfiles rotos
del rostro humano:
estelas íntimas
de un mismo barco…

Ahora, te escribo,
vuela mi mano
sobre la hoja,
bajo este claro
del cielo, abierto
por ese mágico
soplo del viento
amigo…
XXXXXXXTe hablo
desde el espejo
-quietos mis labios-
hacia tu ojos
-cálidos, rápidos-,
dejando el pulso
suelto, palpando
cuándo el camino
entre dos almas
se hace más llano,
dónde la imagen
posa sus rasgos,
cuándo el reflejo
tiene el tamaño
justo, y cabalga
por el espacio
-letra por letra-,
sobre sus rayos.

Quieto, muy quieto,
espero… Vagos
rumores, ritmos
huecos y extraños,
que no recuerdo,
nunca soñados,
llegan y esperan
ahí, cerca…
XXXXXXXXXXY algo
como un pellizco
de vida, un pájaro
que calla y canta
de nuevo, un claro
de luna negra
naciente, un paso
de baile dado
sin pies…, me toma,
raudo, del brazo,
y el alma corre
hacia mi mano…

Sienten el alma
vibrar los trazos…

…¡Sí!, con la suerte
de los milagros
y el equilibrio
del buen trabajo,
llego hasta el punto
final…
XXXXXX¡Y te hallo
despierta aún,
toda de blanco!...

… Y, decidida,
con una mano
-¡caligrafía!-
coges mi mano.

Luis Ángel Barquín

SOMBRA

Cuando soy yo, tú eres la respuesta;
cuando no soy, por mí preguntas, sombra,
y la luz te contesta con su llama.

Tú, retazo de noche,
desde el alba al ocaso -sin desmayo-
buscas detrás de cuerpos y de objetos
la forma de tu espectro, para ser
la rosa negra que nadie ha tocado.

Nadie ha visto tus ojos,
que tras los párpados del sueño velan
el último secreto de la luz.

No sé si existes pero tu leyenda
llega hasta aquí y ahora.

Acaso reinas cuando el Rey se ha ido
y los mendigos duermen en Palacio.

Fuera de techos, suelos y paredes,
lejos de rocas, bosques y caminos…,
alguna vez te he visto de reojo
-íntima, extraña y siempre sin figura-
cual ausencia de mí que me acompaña.

Luis Ángel Barquín

domingo, 7 de junio de 2009

IMPULSO

Sin más, una presencia me convoca
a ser, hoy que la muerte me vigila…
Mi corazón lo escucha, lo asimila,
y ahora late al compás que el tuyo toca.

El alma hace el silencio y me provoca
para hacerme saltar… cae mi mochila
a un abismo feroz que la aniquila,
y despego hacia ti. Tu cuerpo evoca

una música suave que acontece
y me indica el camino. Sin las alas
del pájaro o del ángel, soy aliento

que vuela ya en tu reino. Un punto crece
dentro de mí: eres tú, que descabalas
todos mis miedos, y por fin te siento.

Luis Ángel Barquín

RAPSODA

-En la Grecia antigua, cantor que iba
de pueblo en pueblo recitando trozos
de los poemas homéricos u otras poesías-


A Amparo Blanco y Gema Jiménez


Las palabras te aman…
Tus oídos escuchan
un silencio: no luchan
ya las almas, te llaman…

¡Un corazón!, exclaman
los poemas. Se prende
una estrella –luz, duende-
en tu piel, y se inflaman

de emoción los amores.
Un asombro reunido
te mira fijamente…

Los signos voladores
de tu voz se han hundido
en un pecho inocente.

Luis Ángel Barquín

EL POETA

A José Ángel Valente
XXXXXXin memóriam


El amor, nos decía,
es la llama que guía
en la nada los pasos de los hombres.

Vaciaba sus manos
una vez y otra vez
para sentir el corazón en ellas.

Su alma, centinela
desnuda, era testigo
del baile de la luz y de la sombra.

Largo tiempo escuchaba
los sonidos durmientes,
las palabras en ruinas o las piedras.

Dibujaba sin lápiz,
ni mano, cada trazo
de la palabra silenciosa, pura.

Ausente de sí mismo,
descubría lugares
donde nacer de nuevo, sin memoria.

Abrazaba la idea
hasta exprimir el zumo,
y dejaba su imagen sobre el agua.

Era extraño y cercano
como un soplo de brisa,
como la propia sombra, como el fuego.

En el mundo de todos
era un simple extranjero;
era su patria el mundo de los sueños.

Luis Ángel Barquín

SOLA

Las palabras
no te pueden ayudar.

Las personas, sí que pueden,
pero no quieren hacerlo:
excusas, miedos, motivos
o carencias, les sujetan.

Los animales te miran,
te acompañan;
como mucho, te intimidan
o te lamen
las heridas con esmero,
mansamente.

Las plantas siempre te escuchan.
Sienten los árboles cómo
te les acercas, o pasas
por su lado, o los ignoras...,
pero no hablan castellano.

Los Dioses ya se han cansado
de enviar sus mensajeros
a tu casa: ¡nunca estás,
y si estás, nunca les abre
tu sirviente, ya tu amo!

Las palabras, impotentes
pero astutas,
te prometen imposibles…
¡y las crees!

Sola,
sólo te quedan las manos,
los ojos, el corazón,
los oídos y los pies,
para encender una hoguera
de pureza
donde quemar esa parte
de ti que jamás te quiso,
y aquella que no ha querido
nunca
que te amaras, ni que amases
simplemente por amar.

Luis Ángel Barquín

SEÑALES

Establecer
sólo un pulso y tratar
de seguirlo.
XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXSentir
cada instante ciñéndose a la vida,
de modo musical.
XXXXXXXXXXXXXXXSaber ahora
que algo invisible, inmenso,
nos protege
XXXXXXXXXXde nuestra propia sombra
y echa
XXXXXXmigas de pan
XXXXXXXXXXXXXXXXXXsobre la tierra,
señalando el camino hacia la noche.

Luis Ángel Barquín

SENCILLA

Tu voz de nube flota suspendida
sobre esas pompas que el amor alienta.
Claro es tu gesto. Tu mirada -atenta-
posa en la luz el beso de la vida.

Entre las flores, flor desconocida…
Entre la piedras, piedra que sustenta…
Entre las lumbres, lumbre que calienta…
Entre las almas, alma agradecida…

En la oculta valía de las cosas,
hallas tu bienestar. Con inocencia,
buscas un corazón en cada idea.

No oyes el eco que a las vanidosas
deja vacías. Es tu inteligencia
el callado esplendor que te rodea.

Luis Ángel Barquín

RUINA

Palabra rota…
XXXXXXXXXXXXXXXXXXXLuz
que abraza los fragmentos
de lo que el hombre unió.

Luis Ángel Barquín

RELOJ

¡Un tiempo que no pasa!

Florece,
entre la misma hierba,
la misma planta, siempre.

Te acercas
a mí sin desplazarte;
te alejas
de mí sin movimiento.

Algo no cambia nunca
entre nosotros…
La luz completa su viaje
por nuestras almas.

Reloj
-sin manecillas, roto-,
en nuestro corazón
encuentras el ahora:
un tic-tac sin esfera,
desnudo.

Luis Ángel Barquín

REGRESO

Regresamos con miedo, lentamente,
al ámbito sagrado.

XXXXXXXXXXXXXXXXXTiempo.

XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXSombra
por recorrer con una luz -¡tan sólo!-
que se enciende y se apaga, voluntad.

Luis Ángel Barquín

POZO

Hay un lugar
que parece seguro para ti
pues su contorno ciñe
tu libertad horizontal.
XXXXXXXX´XXXXXXXXXXXTe deja
mirar su cielo,
flotar sobre sus aguas,
XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXdescansar
de no haberte cansado.
XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXEse lugar,
a no ser que se seque o se desborde,
parecerá seguro para ti,
sin saber que divisas
siempre el mismo horizonte.

Luis Ángel Barquín

PLAZA

La plaza, llena de gente.
Parte del sol se refleja
en una ventana, enfrente.
Cerca, la piedra festeja
la intensidad del poniente,
mientras la tarde se aleja
de este lugar. Lentamente,
un recuerdo pasa y deja
tu imagen viva, presente.
Calla el naranjal su queja.
La plaza, llena de gente.
El sol –todo– se refleja
en otra ventana, enfrente.

[Plaza de las Tendillas, Córdoba]

Luis Ángel Barquín

ORILLA

Orilla tuya, tan cerca
de ti como el alma puede
estarlo del agua.
XXXXXXXXXXXXXXXMar,
me haces sentirte todo
como una lágrima inmensa
llenándome desde el centro
hasta el borde de los ojos.


[Playa de los Genoveses (San José; Almería)]

Luis Ángel Barquín

NOCHE

Noche. Piedra escondida en la memoria.
El susurro está en flor, flor del oído.

Noche. Desnudo el corazón. ¿Ausencia
de ti?
XXXXXTu forma yace
ahora bajo el manto de la sombra.

Luis Ángel Barquín

MEZQUITA

Luz tenue…

Hileras de columnas
unidas
por dobles olas
a franjas blancas,
rojas.
XXXXXXXXXXEspacio
para un tiempo perdido
de oración…
xxxxxxxxxxxx¿El silencio,
aquí? Frescor eterno.

El alma, ahora,
es geometría pura,
sin forma.

Afuera,
el sol en los naranjos,
a través de precisas
vidrieras.

Adentro, cierra
una mano invisible,
sin llave,
todas las puertas.

[Mezquita Catedral de Córdoba]


Luis Ángel Barquín

TU SUEÑO

Nunca te alejes de tu propio sueño,
ni lo pierdas de vista. Va delante
de ti unos pasos y su vida errante
deja una estela para ti. Risueño

es tu semblante junto a él ¡Qué empeño
en no mirar su luz parpadeante,
en no escuchar su acento susurrante,
en rechazar su invitación! Pequeño

eres sin él, él es sin ti. No intentes
ser feliz ignorándolo… ¡Es tu amigo,
tu guía y tu bastón: tu lazarillo!

Él siempre sabe donde están las fuentes
donde saciar tu sed. Distinto te lo digo:
¡tú eres su clavo, y él es tu martillo!

Luis Ángel Barquín

SIEMPRE

‘Siempre’, es la luz que aclara nuestro paso
por esta vida hambrienta que devora
el cuerpo sin cesar. ‘Siempre’ atesora
la eternidad que colma nuestro vaso.

‘Siempre’ es el eco que nos hace caso
cuando la voz es pura, o calla, y se enamora
de ella el instante. ‘Siempre’ es el ahora
que se expande al mirar el cielo raso.

‘Siempre’ es el pozo donde van cayendo
lágrimas de tu amor, que el alma bebe
antes de que el azar las elimine.

‘Siempre’ eres tú: cual flor vas ofreciendo
tu olor para que el viento se lo lleve
y tu presencia nunca se termine.

Luis Ángel Barquín

LADRÓN

Ayer robé el tesoro más preciado
del paraíso para poder verlo
con los ojos de un hombre, y sostenerlo
un rato con mis manos… Fascinado

por su recuerdo, vivo en el pasado
casi todo mi tiempo. Poseerlo
de nuevo, es mi obsesión: quisiera olerlo,
saber por qué es tan dulce su bocado.

Pero apenas recuerdo la pureza
de su color, escucho débilmente
una voz que pronuncia: ¡el mismo error!

Esa voz me recuerda: “la riqueza
verdadera es vivir, en el presente,
con las manos vacías, el amor”.

Luis Ángel Barquín

GÉNESIS

Abierto fondo, la ausencia…
Nace la forma: se apoya
sobre su sombra y se eleva.

Nostálgica de materia,
la forma busca en el barro
su cuerpo para abrazarlo.

Luis Ángel Barquín

ENIGMA

Puedo sentirlo,
tocarlo incluso,
dejar que el ojo
barra su estela.

Puedo escucharlo
sin entenderlo,
oler su aroma
sin apreciarlo.

Puedo absorberlo,
dejar que forme
parte del cuerpo:
sangre en la sangre.

Puedo soñarlo,
ir al encuentro
de sus imágenes
sobre otros pasos.

Sé que no puedo
saber su nombre
sin olvidarme
también del mío.

No puedo abrirlo
sino cerrándolo.
Sin esperarlo,
puedo invitarlo.

Nunca da pistas
que lo descubran…
Late en mi vientre
su pulso: ¡enigma!

Luis Ángel Barquín

EL JUGADOR

El azar, su certeza.

Confiando en su olfato, saca brillo
a los naipes
XXXXXXXXXXy espera…

Retrocede hasta el punto
anterior al deseo.
XXXXXXXXXXXXXXXVe al dolor
y al placer, que reparten
las cartas boca abajo.

En perfecto equilibrio,
entre el alma y la mesa
deja quietos los ojos
XXXXXXXXXXXXXXXXXXy por ellos
ve su mano jugando la partida,
como siempre
XXXXXXXXXXXXcon as de corazones.

Luis Ángel Barquín

COLORES

Vibraciones que surgen
por sí solas, buscando
su expresión en el mundo
que se mira y se ve.

En planos paralelos,
las vibraciones muestran
las respuestas concretas
a distintas plegarias.

En fila, los colores
reparten armonías
por el tiempo. Sus notas
no se escuchan, están

como quietas sonrisas
en el espacio, llenas
de sí, constelaciones
de signos diminutos.

Es el azul, esencia.
A los ojos del mundo
se aprecia como un todo
o como su reflejo.

El verde es forma pura
que crece hasta que roza
el alma del azul…
Entonces, da su fruto.

El blanco es anfitrión
de todos, y de sí.
No busca, mas encuentra.
No se ve, pero está.

El negro es todo pérdida,
de donde brota todo,
a donde todo va.
Su corazón es hueco.

El amarillo es vuelo,
señor de la distancia
más rápido que el tiempo,
más grande que el espacio.

Estructura que gira
sobre sí, es el marrón.
Sostiene y alimenta.
Su cuerpo es maternal.

El rojo es paradoja.
Avanza y retrocede
al tiempo. Su presencia
es fruto de una ausencia.

Sin ellos, el vacío
sintió que le faltaban
los límites al mundo…
Entonces, los creó.

Luis Ángel Barquín

AMANECES

Antes del alba,
sobres las aguas
del ancho río,
flota una estrella…

Tirita ahora
su imagen, brilla
su eternidad.

La miro.
xxxxxxxxLágrimas
de gratitud
lloran mis ojos.

El alba llega…

Se desvanece
la estrella, y deja
su esencia –el aura
de tu mirada–
sobre las aguas.

Luis Ángel Barquín

ALAS

Va cubriéndose el cielo
con el volar
de innumerables alas.

La luz solar aún consigue filtrarse
por algún hueco
hacia la tierra.
XXXXXXXXXXXXXUn nuevo cielo, extraño,
nos cubre casi,
nos deja apenas recordar
la luna, el sol, las nubes, las estrellas.

Vuelan
más alas cada vez.
XXXXXXXXXXXXXXXXEl pájaro invisible
ha soltado a las almas,
XXXXXXXXXXXXXXXXXXXmientras sienten los cuerpos
su propia ausencia,
XXXXXXXXXXXXXXXXy eso los libera
de su carga…

XXXXXXXXXXXLa sonrisa del aire
lo acuna todo.


Luis Ángel Barquín

AFINANDO…

El reto de la poesía
es tocar y estremecer
corazones,
llenar las almas con soplos
de pureza,
vaciar de pensamientos
ese instante en el que el hombre
sólo escucha su latido
como latido del mundo,
robarle la lira a Dios
y componer el silencio
de los versos del poeta.

La poesía va afinando,
a su paso, cada cuerda,
cada tecla…,
que expresan la sinfonía
del amor.

Luis Ángel Barquín

PÁGINA

Esta página
alberga los sentimientos,
la música, las ideas,
el silencio,
que laten, se abren y expanden
-¡ah, misterio!-
en este preciso instante,
ahora que escribo estos versos.

Esta página
palpita fuera del tiempo…
No existe si no la escribo,
si no siento
sus pausas y sus acordes,
su plenitud… en mi cuerpo.

Esta página
da su palabra a mi aliento,
a mi ausencia, su blancura,
y a tus mejillas, un beso.

Esta página
es la que queda en el medio
del libro de mi pasado
y de mi futuro, abierto
sobre una mesa que existe
acaso sólo en mi sueño.

Luis Ángel Barquín

sábado, 23 de mayo de 2009

TU AMOR

Ahora que no puedes evitar que lo mejor de ti se escape en todas direcciones;
ahora que tus lágrimas reflejan los colores intactos del instante, sin caer de tus ojos;
ahora que el silencio se abre paso entre las palabras que pronunciaste y aquellas que pensaste y te callaste;
ahora que te apartas del camino, y descubres que puedes descansar porque los pensamientos siguieron caminando;
ahora que no luchas contra ti, ni luchas contra el otro, ni luchas contra todo…, y te encuentras ligero… …y eres aire;
ahora que en tus manos -vacías y despiertas- puedes sentir el corazón del mundo;
ahora que perdonas y te olvidas, y en ese hueco tu canción adquiere la forma de tus labios y la armonía de tu libertad;
ahora que la vida es cosa tuya, y no sólo tu vida y sus alrededores;
ahora que despiertas en una latitud desconocida, y te ves a ti mismo como un punto;
ahora que respiras con soltura, y el hálito te guía hacia la dicha;
ahora que te hallas frente a él, o ante ella, y os miráis a los ojos, y nada falta porque todo es dado y todo es comprendido al recibirlo;…

… ¡ahora no estás tú!, y en tu lugar acaso está tu amor haciendo de las suyas.

Luis Ángel Barquín

jueves, 21 de mayo de 2009

SOBRE LA CREACIÓN ARTÍSTICA -ANTONI TÀPIES-

COMUNICACIÓN SOBRE EL MURO

La larga noche;
el son del agua
dice lo que pienso.

GOCHIKU

Siempre que me han pedido explicaciones sobre lo que llaman mis muros, ventanas o puertas, procuro aclarar inmediatamente que en realidad he hecho menos muros, ventanas o puertas de las que se imagina la gente.
Mi respuesta se puede interpretar en un doble sentido. Primero, como una protesta, o como una invitación a que mis muros, ventanas o puertas –que, de todas maneras, pueden muy bien estar en mis cuadros – sean tomadas fundamentalmente como una organización artística. En segundo lugar, como una advertencia al hecho de que estas imágenes, en mis intenciones, como en la mayoría de las obras de arte, jamás han sido un fin en sí mismas, sino que han de verse como un trampolín, como un medio para alcanzar unas metas más lejanas. Pero el muro, la ventana o la puerta –como tantas y tantas imágenes que han desfilado por mis telas – no dejan sin embargo de estar en ellas, y estoy muy lejos de intentar escamotearlas. Con esto quiero decir que no pienso que las imágenes, en mis obras, hayan de considerarse como una mera excusa indiferente en que apoyar unos ingredientes plásticos, como se dice que fueron por ejemplo los «asuntos» para los impresionistas o fauves, «asuntos» de los cuales, se añade a veces, se liberaron ya del todo los artistas abstractos o informalistas posteriores. Mis muros, ventanas o puertas –o cuando menos su sugerencia –, al contrario, siguen en pie sin eludir responsabilidades y con toda su carga arquetípica o simbólica.
¿Se trata quizá de un retorno al «asunto»? La respuesta ha de ser nuevamente ambigua. Hoy sabemos que en la estructura de la comunicación artística las cosas, mágicamente, a veces están y no están, aparecen y desaparecen, van de unas a otras, se entrelazan, desencadenan asociaciones... ¡todo es posible! Porque todo ocurre en un campo infinitamente más grande que el que delimita la medida del cuadro o de lo que hay materialmente en el cuadro. Porque éste es únicamente un soporte que invita al contemplador a participar en el juego mucho más amplio de las mil y una visiones y sentimientos: el talismán que alza o derrumba los muros en rincones más profundos de nuestro espíritu, que abre y cierra a veces las puertas y ventanas en las construcciones de nuestra impotencia, de nuestra esclavitud o de nuestra libertad. El «asunto» puede hallarse, pues, en el cuadro o puede estar únicamente en la cabeza del espectador.

Si tengo que hacer la historia de cómo se fue concretando en mí la consciencia de este poder evocador de las imágenes murales, he de remontarme muy lejos. Son recuerdos que vienen de mi adolescencia y de mi primera juventud encerrada entre los muros en que viví las guerras. Todo el drama que sufrían los adultos y todas las crueles fantasías de una edad que, en medio de tantas catástrofes, parecía abandonada a sus propios impulsos, se dibujaban y quedaban inscritos a mi alrededor. Todos los muros de una ciudad, que por tradición familiar me parecía tan mía, fueron testigos de todos los martirios y de todos los retrasos inhumanos que eran infligidos a nuestro pueblo.
Sin embargo, no cabe duda de que los recuerdos culturales aumentaron naturalmente el acento de esta experiencia. Y desde todas las divulgaciones arqueológicas que fui absorbiendo hasta los consejos de Da Vinci, desde todas las destrucciones de Dada hasta las fotos de Brassaï, todo esto contribuyó -y no es de extrañar- a que ya las primeras obras de 1945 tuviesen algo que ver con los graffiti de la calle y con todo un mundo de protesta reprimida, clandestina, pero llena de vida, que también circulaba por los muros de mi país. Más tarde llegó «la hora de la soledad». Y en mi reducida habitación-estudio comenzaron los cuarenta días de un desierto que no sé si terminó. Con un ensañamiento desesperado y febril llevé la experimentación formal a unos grados de maníaco. Cada tela era un campo de batalla en el que las heridas se iban multiplicando cada vez más hasta el infinito. Y entonces acaeció la sorpresa. Todo aquel movimiento frenético, toda aquella gesticulación, todo aquel dinamismo inacabable, a fuerza de arañazos, de golpes, de cicatrices, de divisiones y subdivisiones que infligía a cada milímetro, a cada centésima de milímetro de la materia, provocaron súbitamente el salto cualitativo. El ojo ya no percibía las diferencias. Todo se unía en una masa uniforme. Lo que fue ebullición ardiente se transformaba en silencio estático. Fue una gran lección de humildad recibida por la soberbia del desenfreno.
Y un día traté de llegar directamente al silencio con más resignación, rindiéndome a la fatalidad que gobierna toda lucha profunda. Los millones de furiosos zarpazos se convirtieron en millones de granos de polvo, de arena... Ante mí se abrió de repente un nuevo paisaje, igual que en la historia del que atraviesa el espejo, corno para comunicarme la interioridad más secreta de las cosas. Toda una nueva geografía me iluminó de sorpresa en sorpresa. Sugestión de raras combinaciones y estructuras rnoleculares, de fenómenos atómicos, del mundo de las galaxias, de imágenes del microscopio.
Simbolismo del polvo -«confundirse con el polvo, he aquí la profunda identidad, es decir, la profundidad interna entre el hombre y la naturaleza» (Tao Te King)–, de la ceniza, de la tierra de donde surgimos y a donde volvernos, de la solidaridad que brota al ver que la diferencia que hay entre nosotros es la misma que hay entre dos granos de arena... y la sorpresa más sensacional fue descubrir un día de repente que mis cuadros, por primera vez en la historia, se habían convertido en muros.
¿Por qué extraño proceso había llegado a unas imágenes tan precisas? ¿Y por qué, como primer espectador, me hicieron temblar de emoción? Evidentemente, nada surge de la nada y todo había de tener una explicación. ¿Era la culminación de un proceso de fatiga causado por la proliferación de un fácil tachismo en todo el mundo? ¿Una reacción para salir de todos los informalismos anárquicos? ¿Un intento de escapar de los excesos abstractos y un afán por algo más concreto? ¿Veía acaso con aquello la posibilidad de tocar terrenos aún más primordiales, los elementos más extremadamente puros, más esenciales de la pintura, que los maestros de la generación anterior me habían estimulado a buscar? Quizás a otro artista todo le habría pasado más o menos inadvertido, o habría sido más o menos transitorio. Pero, ¿cómo podía no marcarme a mí? ¡Curioso destino de mi nombre! Parecía que se cumpliera en mí el extraño presagio que unos años antes había oído explicar a un adepto de las ciencias ocultas sobre la influencia de nuestro nombre en el propio carácter y en el propio destino. La cuestión es que en poco tiempo torné consciencia de una serie de posibles experimentaciones que, en años sucesivos, me apasionaron cada vez más y que sin duda tuvieron también sus frutos .Y su resonancia más o menos grande en todo mundo del arte.
¡Cuántas sugerencias pueden desprenderse de la imagen del muro y de todas sus posibles derivaciones! Separación, enclaustramiento, muro de lamentación, de cárcel, testimonio del paso del tiempo; superficies lisas, serenas, blancas; superficies torturadas, viejas, decrépitas; señales de huellas humanas, de objetos, de los elementos naturales; sensación de lucha de esfuerzo; de destrucción, de cataclismo; o de construcción, de surgimiento, de equilibrio; restos de amor, de dolor, de asco, de desorden; prestigio romántico de las ruinas; aportación de elementos orgánicos, formas sugerentes de ritmos naturales y del movimiento espontáneo de la materia; sentido paisajístico, sugestión de la unidad primordial de todas las cosas; materia generalizada; afirmación y estimación de la cosa terrena; posibilidad de distribución variada y combinada de grandes masas, sensación de caída, de hundimiento, de expansión, de concentración; rechazo del mundo, contemplación interior, aniquilación de las pasiones, silencio, muerte; desgarramientos y torturas, cuerpos descuartizados, restos humanos; equivalencias de sonidos, rasguños, raspaduras, explosiones, tiros, golpes, martilleos, gritos, resonancias, ecos en el espacio; meditación de un tema cósmico, reflexión para la contemplación de la tierra, del magma, de la lava, de la ceniza; campo de batalla; jardín; terreno de juego; destino de lo efímero... y tantas y tantas ideas que se me fueron presentando una tras otra como las cerezas que sacamos de una cesta. ¡Y tantas y tantas cosas que parecían emparentarme con orgullo a filosofías y sabidurías tan apreciadas por mí!
Qué gran sorpresa tuve, por ejemplo, al saber posteriormente que la obra de Bodhidharma, fundador del Zen, se llamó: Contemplación del muro en el Mahayana. Que los templos del Zen tenían jardines de arena formando estrías o franjas parecidas a los surcos de algunos de mis cuadros. Que los orientales ya habían definido determinados elementos o sentimientos en la obra de arte que inconscientemente afloraban entonces en mi espíritu: los ingredientes Sabi, Wabi, Aware, Yugen... Que en la meditación búdica buscan igualmente un apoyo en unas Kasinas consistentes a veces tierra colocada en un marco, en un agujero, en una pared, en materia carbonizada...
¿Puede seguir llamándose muros a todo lo que he hecho?
Lejos del cliché que la gente se forma del artista, con todo su bagaje de necesaria originalidad, personalidad, estilo, etc., que hace que las obras hablen de puertas afuera, para el autor hay, ante todo, un núcleo de pensamiento más anónimo, colectivo, del cual sólo es un modesto servidor. Es seguramente la zona donde está depositada la sabiduría que en realidad se encuentra por debajo de todas las ideologías y las fatales contingencias del mundo. Es el impulso de nuestro instinto de vida, de conocimiento, de amor, de libertad, que ha sido conservado y vivificado por la sabiduría de siempre. Las formas en que se concreta, imprescindibles sin duda para la captación de sus mensajes, son el episodio obligado de las propias leyes de crecimiento que tiene el arte en cada momento dado. La imagen del muro, con todas sus innumerables resonancias, constituye, naturalmente, uno de estos episodios. Pero si alguna importancia tiene en la historia de los encadenamientos estilísticos, no puede ser otra que la de haber reflejado por un momento este patrimonio común que todos los hombres creamos en momentos de profundidad durante el curso de los siglos y sin el cual la cosa artística sería siempre superflua, banal, pretenciosa o ridícula. Y donde los estilos, las escuelas, las tendencias, los ismos, las fórmulas y los mismos muros no son, por sí solos, ninguna garantía de una expresión auténtica.

Antoni Tàpies

Nota: Texto escrito en 1969 y solicitado por la revista Essais para un número dedicado a temas en torno del muro, como formas de expresión del arte contemporáneo.

viernes, 1 de mayo de 2009

WILLIAM SHAKESPEARE -CITAS Y PROVERBIOS-

William Shakespeare
1564-1616. Escritor británico.


Duda que sean fuego las estrellas, duda que el sol se mueva, duda que la verdad sea mentira, pero no dudes jamás de que te amo.

Si no recuerdas la más ligera locura en que el amor te hizo caer, no has amado.

El sabio no se sienta para lamentarse, sino que se pone alegremente a su tarea de reparar el daño hecho.

El amor consuela como el resplandor del sol después de la lluvia.

No tratéis de guiar al que pretende elegir por sí su propio camino.

En la amistad y en el amor se es más feliz con la ignorancia que con el saber.

No temáis a la grandeza; algunos nacen grandes, algunos logran grandeza, a algunos la grandeza les es impuesta y a otros la grandeza les queda grande.

Es mejor ser rey de tu silencio que esclavo de tus palabras.

De lo que tengo miedo es de tu miedo.

Un hombre que no se alimenta de sus sueños envejece pronto.

Las palabras están llenas de falsedad o de arte; la mirada es el lenguaje del corazón.

La mujer es un manjar digno de dioses, cuando no lo cocina el diablo.

Me atreveré a todo lo que pueda hacer un hombre. Quien se atreva a más es insensato.

El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que jugamos.

Ser honrado tal como anda el mundo, equivale a ser un hombre escogido entre diez mil.

No existe nada bueno ni malo; es el pensamiento humano el que lo hace aparecer así.

Guarda a tu amigo bajo la llave de tu propia vida.

Anunciad con cien lenguas el mensaje agradable; pero dejad que las malas noticias se revelen por sí solas.

Yo juro que vale más ser de baja condición y codearse alegremente con gentes humildes, que no encontrarse muy encumbrado, con una resplandeciente pesadumbre y llevar una dorada tristeza.

Los cobardes mueren muchas veces antes de su verdadera muerte; los valientes prueban la muerte sólo una vez.

Tan imposible es avivar la lumbre con nieve, como apagar el fuego del amor con palabras.

Cualquiera puede dominar un sufrimiento, excepto el que lo siente.

El amor de los jóvenes no esta en el corazón, sino en los ojos.

Presta el oído a todos, y a pocos la voz. Oye las censuras de los demás; pero reserva tu propia opinión.

Cuidado con la hoguera que enciendes contra tu enemigo; no sea que te chamusques a ti mismo.

Somos del mismo material del que se tejen los sueños, nuestra pequeña vida está rodeada de sueños.

Es más fácil obtener lo que se desea con una sonrisa que con la punta de la espada.

Si todo el año fuese fiesta, divertirse sería más aburrido que trabajar.

Sea como fuere lo que pienses, creo que es mejor decirlo con buenas palabras.

En nuestros locos intentos, renunciamos a lo que somos por lo que esperamos ser.

Maestro, quisiera saber cómo viven los peces en el mar. Como los hombres en la tierra: los grandes se comen a los pequeños.

Procurando lo mejor estropeamos a menudo lo que está bien.

Ten más de lo que muestras; habla menos de lo que sabes.

Todos aman la vida, pero el hombre valiente y honrado aprecia más el honor.

El aspecto exterior pregona muchas veces la condición interior del hombre.

Mi corona está en el corazón, no en mi cabeza.

El pasado es un prólogo.

El amor alivia como la luz del sol tras la lluvia.

La juventud, aun cuando nadie la combata, halla en sí misma su propio enemigo.

Las improvisaciones son mejores cuando se las prepara.

No ensucies la fuente donde has apagado tu sed.

Las maldiciones no van nunca más allá de los labios que las profieren.

A mayor talento, en la mujer, mayor indocilidad.

Nosotros debemos nuestra vida a dios, por eso si se la pagamos hoy, no se la deberemos mañana.

La conciencia es la voz del alma; las pasiones, la del cuerpo.

La brevedad es el alma del ingenio.

Fuertes razones, hacen fuertes acciones.

Quien se eleva demasiado cerca del sol con alas de oro, las funde.

El hombre cauto jamás deplora el mal presente; emplea el presente en prevenir las aflicciones futuras.

Prudente padre es el que conoce a su hijo.

La memoria es el centinela del cerebro.

Ligerezas como el aire son para el celoso fuertes confirmaciones, como un testimonio de las Sagradas Escrituras.

Los viejos desconfían de la juventud porque han sido jóvenes.

Mis palabras suben volando, mis pensamientos se quedan aquí abajo; palabras sin pensamientos nunca llegan al cielo.

Ocurra lo que ocurra, aún en el día más borrascoso las horas y el tiempo pasan.

No basta levantar al débil, hay que sostenerlo después.

Las valiosas presas convierten en ladrones a los hombres honrados.

Hasta en la muerte de un pajarillo interviene una providencia irresistible.

La lealtad tiene un corazón tranquilo.

El hombre a quien no conmueve el acorde de los sonidos armoniosos, es capaz de toda clase de traiciones, estratagemas y depravaciones.

Es amor bien pobre el que puede evaluarse.

El aprendizaje es un simple apéndice de nosotros mismos; dondequiera que estemos, está también nuestro aprendizaje.

No hay quien sea enteramente inaccesible a la adulación, porque el hombre mismo que manifieste aborrecerla, en alabándole de esto es adulado con placer suyo.

El cansancio ronca sobre los guijarros; en tanto que la pereza halla dura la almohada de pluma.

La mente del hombre es de mármol; la de la mujer de cera.

Es excelente tener la fuerza de un gigante, pero es tiránico usarla como un gigante.

El traje denota muchas veces al hombre.

Si dos cabalgan en un caballo, uno debe ir detrás.

El desdichado no tiene otra medicina que la esperanza.

Malgasté mi tiempo, ahora el tiempo me malgasta a mí.

Nada envalentona tanto al pecador como el perdón.

El que muere paga todas sus deudas.

Nadie admira la celeridad, como no sea el negligente.

El que gusta de ser adulado es digno del adulador.

En un minuto hay muchos días.

Asume una virtud si no la tienes.

Jamás viene la fortuna a manos llenas, ni concede una gracia que no haga expirar con un revés.

La fortuna llega en algunos barcos que no son guiados.

Las medidas templadas, que equivalen a remedios prudentes, son hartamente nocivas cuando el mal es violento.

William Shakespeare

jueves, 30 de abril de 2009

LAO-TSÉ -CITAS Y PROVERBIOS-

Lao-tsé
570 aC-490 aC. Filósofo chino considerado el fundador del taoísmo.


Con buenas palabras se puede negociar, pero para engrandecerse se requieren buenas obras.

No vayas contra lo que es justo para conseguir el elogio de los demás.

Saber que no se sabe, eso es humildad. Pensar que uno sabe lo que no sabe, eso es enfermedad.

El que sabe no habla, el que habla no sabe.

Las palabras elegantes no son sinceras; las palabras sinceras no son elegantes.

El sabio no enseña con palabras, sino con actos.

Si das pescado a un hombre hambriento, le nutres una jornada. Si le enseñas a pescar, le nutrirás toda la vida.

El que domina a los otros es fuerte; el que se domina a sí mismo es poderoso.

Un viaje de mil millas comienza con el primer paso.

Observa todo lo blanco que hay en torno tuyo, pero recuerda todo lo negro que existe.

El hombre corriente, cuando emprende una cosa, la echa a perder por tener prisa en terminarla.

Si no puedes avanzar una pulgada, retrocede un pie.

Lo que le da su valor a una taza de barro es el espacio vacío que hay entre sus paredes.

La manera de hacer es ser.

Gobierna mejor quien gobierna menos.

El valor de un acto se juzga por su oportunidad.

El que está satisfecho con su parte es rico.

Todo lo difícil debe intentarse mientras es fácil.

Dios no recibe respuestas con palabras.

Diferentes en la vida, los hombres son semejantes en la muerte.

La perfección del que imparte órdenes es ser pacífico; del que combate, carecer de cólera; del que quiere vencer, no luchar; del que se sirve de los hombres, ponerse por debajo de ellos.

Si practicas la equidad, aunque mueras no perecerás.

La excelencia de un gobierno no se juzga por su orden.

El que todo lo juzga fácil encontrará la vida difícil.

Poca fe se otorga a los que tienen poca fe.

RABINDRANATH TAGORE -CITAS-

Rabindranath Tagore
1861-1941. Filósofo y escritor indio.


Cuando mi voz calle con la muerte, mi corazón te seguirá hablando.

La verdadera amistad es como la fosforescencia, resplandece mejor cuando todo se ha oscurecido.

El Amor es el significado ultimado de todo lo que nos rodea. No es un simple sentimiento, es la verdad, es la alegría que está en el origen de toda creación.

Si lloras por haber perdido el sol, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas.

Convertid un árbol en leña y podrá arder para vosotros; pero ya no producirá flores ni frutos.

Dormía..., dormía y soñaba que la vida no era más que alegría. Me desperté y vi que la vida no era más que servir... y el servir era alegría.

Aunque le arranques los pétalos, no quitarás su belleza a la flor.

Es fácil hablar claro cuando no va a decirse toda la verdad.

Agradezco no ser una de las ruedas del poder, sino una de las criaturas que son aplastadas por ellas.

Déjame sólo un poco de mí mismo para que pueda llamarte mi todo.

La verdad no está de parte de quién grite más.

Cada criatura, al nacer, nos trae el mensaje de que Dios todavía no pierde la esperanza en los hombres.

¡He perdido mi gotita de rocío!, dice la flor al cielo del amanecer, que ha perdido todas sus estrellas.

Para los hombres, aceptar es dar; para las mujeres, dar es recibir.

La verdad levanta tormentas contra sí que desparraman su semilla a los cuatro vientos.

El benefactor llama a la puerta, pero el que ama la encuentra abierta.

Hacer preguntas es prueba de que se piensa.

El hombre en su esencia no debe ser esclavo, ni de sí mismo, ni de los otros, sino un amante. Su único fin está en el amor.

El bosque sería muy triste si sólo cantaran los pájaros que mejor lo hacen.

Sólo yo tengo el derecho de corregir, pues sólo puede castigar quien ama.

Si cerráis la puerta a todos los errores, también la verdad se quedará fuera.

Llevo dentro de mí mismo un peso agobiante: el peso de las riquezas que no he dado a los demás.

Cada niño que viene al mundo nos dice: "Dios aún espera del hombre".

La vida es la constante sorpresa de saber que existo.

¡Cómo pinta el deseo los colores del iris en las nieblas de la vida!

La tierra es insultada y ofrece sus flores como respuesta.

La fe engaña a los hombres, pero da brillo a la mirada.

El que se ocupa demasiado en hacer el bien no tiene tiempo de ser bueno.

Tú no ves lo que eres, sino su sombra.

No es tarea fácil dirigir a hombres; empujarlos, en cambio, es muy sencillo.

La poesía es el eco de la melodía del universo en el corazón de los humanos.

Como un mar, alrededor de la soleada isla de la vida, la muerte canta noche y día su canción sin fin.

Leemos mal el mundo, y decimos luego que nos engaña.

No hay más que una historia: La historia del hombre. Todas las historias nacionales no son más que capítulos de la mayor.

Qué pequeña eres brizna de hierba. Sí, pero tengo toda la Tierra a mis pies.

Un entendimiento todo lógica es como un cuchillo de hoja sola, que hiere la mano de su dueño.

Llevo en mi mundo que florece todos los mundos que han fracasado.

Engarza en oro las alas del pájaro y nunca más volará al cielo.

La patria no es la tierra. Sin embargo, los hombres que la tierra nutre son la patria.

Los hombres son crueles, pero el hombre es bueno.

Agradece a la llama su luz, pero no olvides el pie del candil que paciente la sostiene.

El entendimiento agudo y sin grandeza, lo pincha todo, pero nada mueve.

Los hechos son muchos, pero la verdad es una.

El hombre se adentra en la multitud por ahogar el clamor de su propio silencio.


Rabindranath Tagore

miércoles, 29 de abril de 2009

ONITSURA -HAIKUS-

¡La brisa refrescante!
Una mujer con el cabello despeinado
mira para otro lado.

***

Una pared delgada

me separa de la lluvia.
Lirios en flor.

***

En Fushimi, al fondo

de las casas de los comerciantes
canta una codorniz.

***

“¡Oh!”, y de nuevo“¡Oh!”…

El canto inagotable
de los pájaros.

***

Por entre la niebla

se aprecia la luminosidad
del puente de Yodo. 

***

Los que traen la campana

vienen caminando desde lejos.
Niebla de primavera.

***

¡Este frío
hace florecer
palabras de luz!

***

En algunos lugares

ya puede verse
el agua del deshielo.

***

He comido “pescado globo”,

y, después de eso,
ha nevado.

***

La lluvia de primavera
ha descargado hoy
como si no fuera a haber más días.

***

El canto verde

del uguisu
en la copa del árbol.

***

Buscaré hilos de voz

en el fondo
de la lluvia primaveral.

***

Al alba, en la punta

de las espigas de cebada
la escarcha de primavera.

***

Campos verdes de trigo.

La alondra asciende y…
¡zas! súbitamente desciende.

***

Los juncos secos:

el suave ondular de las olas
de la ensenada de Naniwa.

***

Con las lluvias de verano,

en la piedra de aplastar el sushi,
una babosa.

Onitsura

CHIYO-NI -HAIKUS-

Roza
el hilo de la caña de pescar
la luna en verano.

***

Como la nieve
mi pálido reflejo
en el agua.

***

Todo lo que recogemos
en la playa de marea baja
se mueve.

***

Sin niño que se acerque
las paredes de papel
están frías.

***

En el llano y la montaña
todo parece inmóvil
esta mañana nevada.

***

Si por las mañanas se cierran
las campanillas en flor,
¡es por el odio de los hombres!

***

En las lluvias de primavera
todas las cosas
son más bellas.

***

La rama en flor del ciruelo
otorga perfume
al que la corta.

***

Del violeta de las nubes
al morado de los iris
se dirige mi pensamiento.

***

¡Luciérnagas, luciérnagas!
Por el río
las tinieblas pasan.

***

Habiendo observado la luna
parto de esta vida
con una bendición.

***

El agua se cristaliza.
Las luciérnagas se apagan.
Nada existe.

Chiyo-ni



CENTRO

Contiene el solo punto la nada toda… ¿Dónde está el punto? ¿Importa acaso? Concentración de todas las ausencias dentro de la semilla de todo lo posible y lo imposible. ¿Ausencia, dices, de lo que fue, ausencia de lo que no ha sido? El centro…

El centro. La espiral sabe todos sus secretos, de ellos se alimenta, los expresa con la celebración de su vuelta a empezar, por los alrededores del vacío…

Hacía ti todo se vacía, Centro. Todo lo haces girar para que el mundo se renueve regresando desnudo hacia sí mismo, su esencia, despojando a la inercia de su futilidad. El mundo gira, así, dejando que la luz encuentre en su viraje la evolución perfecta de la nada.

Luis Ángel Barquín

TIEMPO

En sueños cruzo un puente. Quiero ir al otro lado. Tal vez allí te encuentre si acaso tú me esperas.

Sí, vengo de muy lejos y llevo mucho tiempo caminando. El puente parece seguro; no obstante siento vértigo.

Cuando mi corazón late despacio, escucho un rodar de oscuras aguas bajo mis pies y a mis costados.

Atrás dejé la tierra ¿firme? Delante de mí, nada conocido. Me despedí de todo lo querido, de todo lo logrado, de todo lo creído. ¿Qué busco? No lo sé; tan sólo avanzo.

El puente a veces se llena de gente; nunca consigo ver sus caras; hablan en una extraña lengua. Caminan muy deprisa, sin tocarse, hacia la misma orilla a la que me dirijo. Me pareció al principio que formaban un grupo, ¡pero no!: no se conocen entre sí; tampoco me conocen.

Es un puente larguísimo… Se estrecha a veces tanto que sólo en fila india podemos avanzar. Otras, se ensancha enormemente y no consigo distinguir sus bordes y detengo mis pasos para escuchar las aguas: me llega débil su rodar, un susurro, desde ambos costados.

¡Ay, puente, ay, llevo tanto cruzándote! ¡Tanto, quizá, soñando que te cruzo! A lo mejor no hay sitio a donde ir, no hacen falta los pasos…

Las seductoras aguas cautivan mi atención, y el húmedo rumor de su corriente asciende hasta mis manos.

Una lluvia desciende, silenciosa, anegando este instante… Y mi mirada no distingue ya la orilla que dejé, de la otra orilla -mi destino o meta-.

De repente no hay puente

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxy no sé dónde estoy
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxy tampoco me importa.

Luis Ángel Barquín

sábado, 18 de abril de 2009

UNA SOLA PALABRA

Una palabra basta; escoge una. Y tómate tu tiempo para hacerlo, aunque mucho no tienes. Esa palabra es tuya, pues sólo tú la sientes -entre todos los hombres y mujeres, y entre todas las palabras posibles- como tu propio signo, como tu sola espada ante la muerte.

Una sola palabra... Podría ser tu nombre. Acaso el de tu amante, el de tu amado. Podría ser el nombre de tu padre, de tu hermano o tu hija. El nombre de tu amigo, el de tu Dios. Tal vez el nombre de la nada…

…O quizás un pronombre, un verbo, un adjetivo: él; amar; misteriosa…

...Acaso un sustantivo: luz, agua, pájaro, milagro, muro.

Y deja que, en el fondo de tus sueños, se amase la palabra; que trepe por tu aliento; que cobre forma única revelando su esencia musical a tus oídos. Deja que tu garganta se enamore de ella. Entrégale tu voz o tu silencio.

No te preocupes. Ella, a su vez, te busca para sentirse ala. Con sus letras unidas como plumas del pájaro que en el aire alcanzase su sola realidad, se posará después, cansada, entre tus labios, satisfecha de ser la errante flecha de tu alma, que virará su punta hacia la nada cuando tú ya no quieras regresar.

Luis Ángel Barquín