Mirar en el abismo del espejo,
que devuelve mirada por mirada,
donde descansa la visión turbada
en la imagen extraña del reflejo.
La luz extrae lo nuevo de lo viejo,
y de lo nuevo, sombra desgastada…
En ese origen vive deslumbrada
la noche eterna en trágico festejo.
Se vacía el espejo, y la mirada
se ve a sí misma como la conciencia
del sólo estar, rendida aquí y ahora.
Dos espejos se han roto: liberada,
entre fragmentos late azul la esencia
de una sola mirada acogedora.
Luis Ángel Barquín
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