Sintió la muerte entre sus pensamientos…
Escuchó cada paso de su sombra
sobre la calle, de regreso a casa.
Mas siguió caminando, decidido
a enterrar todo el peso de su historia,
renunciando a soñar mundos mejores.
De sus manos cayeron los anillos,
y de sus ojos lágrimas ajenas,
donde el dolor del mundo halló reflejo.
Y desde entonces es su propio guía:
un corazón siguiendo a su latido
entre las ruinas de sus pensamientos.
Luis Ángel Barquín
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