En pos de la ocasión de amar, mujer,
salí de un sueño para estar contigo.
Atrás quedaron pan, razón y abrigo,
y hacia delante solamente ser.
Por la necesidad de conocer
el mundo que hay en ti, tu paso sigo
con una tenue luz como testigo
y un corazón dispuesto a florecer.
Contigo, en la distancia, no hay olvido,
no nos raptan la duda ni la pena
y una estrella nos guía hacia el encuentro.
Contigo, en tu presencia, mi latido
es el tuyo también. Puesta en escena
amando alrededor del mismo centro.
Luis Ángel Barquín
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