Anhelas que tu vida en la gran vida encaje
como la pieza exacta de un reloj antiquísimo.
Mas aún no te atreves a ser la única estrella
que custodie el espacio vacío de tu atmósfera.
Al acecho, la sombra de tus planos y aristas
proyecta en tu conciencia mil formas seductoras
que emborronan la blanca página que te busca
para que en ella escribas tu nombre original.
Poco a poco, o de golpe, tus oídos y ojos
dejan paso al olfato de ese ángel que te guía
entre vidas y muertes, pulsándote en silencio
para que te enamores de tu solo camino.
En tus venas un ritmo corteja a la armonía
y una música avanza por tu cauce dormido.
Tus manos en un sueño paran las manecillas
del reloj que ha marcado tu tiempo no vivido.
Luis Ángel Barquín
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