Custodio de la página olvidada,
o por nacer, del mundo. Fiel guardián
de las oscuras luces que se van
haciendo estrellas cada madrugada.
La música en su ser se siente amada
por un silencio irreductible: están
protegidas sus notas por el gran
arpa de la armonía inacabada.
Es grande su morar en cada cosa,
hecho de sombra blanca y azul cielo,
oculto en la apariencia de la forma.
Espíritu en la única y preciosa
vida que extiende con su quedo vuelo
sobre la muerte de su propia norma.
Luis Ángel Barquín
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