Don nadie, señor que habita la nada
(dóminus, señor; domus, casa). Dueño
de su presencia, noble lugareño
de cada pueblo de su tierra amada.
No tiene su riqueza almacenada:
la comparte o la ofrece con risueño
semblante. Ha despertado de un gran sueño,
sin corona, sin trono y sin espada.
Lo que obra en su poder siempre fue suyo:
espacio natural; fue esa abundancia
la que trajo a sus manos un presente.
Sin destino gobierna un reino cuyo
pasado no ha existido. Es su sustancia
la del propio vacío continente.
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