Agradecer es enterrar sin ruido
lo ya asumido por el pensamiento;
es devolver, como canción, al viento
buena parte del fruto recogido.
Agradecer es círculo aprendido
desde el centro que sirve al movimiento
del mundo; es ofrendar el propio aliento
con la sonrisa de un recién nacido.
Agradecer es punto de partida
para poder seguir agradeciendo
este hálito que me une con la vida,
reflejando mi muerte. Sólo siendo
agradecido, me alza la caída
y el amor que hay en mí sigue creciendo.
Luis Ángel Barquín
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