Olvídate de mi rostro
para que pase mi voz.
No grabes estas palabras,
que no las escribo yo.
Ignora los pensamientos
que han nublado tu razón.
Detén la rueda del tiempo,
que es ya tarde, que ya es hoy.
Rompe el molde que defina
tu vida. No des opción
a las formas que no aporten
madurez a tu expresión.
Barre el umbral de la puerta
de tu alma, con amor.
Cual tulipán escogido,
cultiva tu corazón.
Sube al desván de los sueños
y descubre allí el color
intenso con que te sigue
esperando la pasión.
Olvídate de mi rostro,
y se extinguirá mi voz.
No acopies estas palabras,
que no las escribo yo.
No dejes que la luz ciegue
tus ojos, ni tu dolor.
Ya nos separa o nos une,
firme y eterno, este adiós.
Luis Ángel Barquín
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