respira
la forma que ha invocado su materia.
El fondo inquieto del abismo ofrece
-en dichosa ascensión-
la primera pregunta del sonido: la
voz.
Música en las entrañas,
fuego, cristal, silencio en la
garganta,
el canto mana libre de la boca
con el ritmo del agua
y el vuelo de los pájaros.
Los ojos fijos en la transparencia,
la imagen aparece
desde el lado invisible de la luz.
Luis Ángel Barquín
Luis Ángel Barquín
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