ÉL: -¿Estás ahí?
ELLA: -Estoy aquí y ahora,
donde tú, espero.
ÉL: -No puedo verte;
sólo miro sin ver.
ELLA: -Soy pura ausencia.
ÉL: -¿Me puedes ver?
ELLA: -Sólo veo tu esencia,
pues ella soy.
ÉL: -¿Cómo te llamas?
ELLA: -No tengo nombre propio,
ni propia forma.
ÉL: -¿Quién eres?- dime.
ELLA: -Sólo sé que soy tú,
y a la vez todo.
ÉL: -¿Eres un cero
inmenso, acaso un punto?
ELLA: -Un cero pleno.
ÉL: -¿Estás con Dios,
eres él, sois lo mismo?
ELLA: -Soy nada en él.
ÉL: -¡Adiós, entonces!
ELLA: -Yo nunca me despido,
no tengo tiempo.
Luis Ángel Barquín
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